El Dauphin Sin Corona
La destrucción de un legado.
Fue el poeta romántico inglés Percy Bysshe Shelley quien escribió sobre un viajante de tierras remotas que él conoció.
El viajante dijo:
“Hay dos piernas en el desierto, de piedra y sin tronco. A su lado, semihundido, yace un rostro hecho pedazos..”
Hoy, ese viajero es cada Puertorriqueño en el planeta tierra. Las piernas sin tronco - esas le pertenecen al Gobernador Ricardo Rossello.
Luego de 10 días de intensas protestas, Rosselló, hijo del ex gobernador Pedro Rosselló - a cuyos pies aprendió todo lo que sabe sobre política - se rehúsa a abandonar su trono.
Casi un millón de personas se han lanzado a la calle y han exigido la renuncia de Rossello.
Pero al igual que Ozymandias, quien se juraba rey de Reyes, Rosselló no suelta lo que él jura le pertenece.
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En lo que ya se conoce como Rickygate, Roseelló - junto a una ridícula banda de secuaces - insultó a la mujer Puertorriqueña, al querido cantante Ricky Martin, se burló de los muertos del Huracán Maria, y nos escupe verbalmente a todos los de la isla al decir que hasta a nosotros nos cogia de pendejos.
Esa fue la gota que colmó el vaso. El pueblo habló, protestó, dio cacerolazos hasta en Miramar y Guaynabo, se escribieron canciones, las cantaron, realizaron las protestas más creativas y únicas que he visto, bailaron y lloraron un mantra unido: Ricky Renuncia.
Sin embargo, El Dauphin, solo en su version de Versailles, se atornilla al trono.
Pero tal como le sucedió al Ozymandias de Shelley, (aunque no a manos de La Generación de Benito), todo lo que quedará del legado de Rosselló será una cabeza rota sin corona y dos piernas sin tronco.
Ricky Renuncia.
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