¿Sólo un abrazo?
Aquella cálida tarde de primavera los niños descalzos esperaban con ansiedad la llegada de las señoras lindas que acudían al ejido con regularidad a llevarles…
Aquella cálida tarde de primavera los niños descalzos esperaban con ansiedad la llegada de las señoras lindas que acudían al ejido con regularidad a llevarles todo tipo de golosinas, comestibles, ropa y, en ocasiones, zapatos. En esa ocasión celebrarían la Pascua. La nube de polvo anunciaba la llegada de las esperadas visitantes. Una de las señoras tomó en sus brazos a un rollizo bebé de escasos meses, acarició su incipiente cabellera y lo besó en la mejilla. Danielito observaba la escena con fascinación: no parpadeaba por temor a perder algún detalle.
Los chiquillos corrieron en alborozado tropel al ver la enorme piñata y después formaron dos filas para recibir los vistosos paquetes de pastelitos, galletas, dulces, frutas y regalos que las señoras habían preparado para ellos. Sólo Danielito no se acercó a recibir los suyos. Permanecía de pie en el mismo sitio en que se encontraba cuando presenció la escena de la señora que acariciaba al bebé.
Después de la repartición, lentamente se acercó a ella con una mirada extraña. Estiró con delicada insistencia la orla de la falda para llamar su atención. El niño no buscaba golosinas ni regalos. Sin decir una palabra, levantó sus pequeños y delgados brazos a la señora, mientras dos lágrimas rodaban por sus mejillas: deseaba un abrazo. ¿Quién podrá comprender la importancia que en un niño tiene el recibir una caricia?
Una conferencia médica internacional reunió por tres días a neurofisiólogos, pediatras, antropólogos, sociólogos y psicólogos para evaluar la importancia del tacto en el desarrollo del infante. La conclusión fue que el tacto afecta a todo el organismo: "Es más fuerte que el contacto verbal y emocional, y afecta todo lo que hacemos. Ningún otro sentido tiene el poder del tacto: aunque tendemos a ignorar su importancia en el desarrollo humano, no sólo es básico y fundamental para la supervivencia de nuestra especie, sino que es la llave de la misma." Investigaciones efectuadas con primates y, paralelamente en orfelinatos, indican que los infantes privados de contacto físico, a pesar de una buena alimentación y atención, muestran un marcado retroceso en su desarrollo.
Extensos estudios sobre el tacto han producido un cambio definitivo en el cuidado de los niños prematuros. Cuando las incubadoras hicieron su aparición en el mundo de la medicina, los prematuros sólo eran tocados para lo más indispensable: alimentación y cambio de ropa. En la actualidad la ciencia ha reconocido la tremenda importancia de las manifestaciones de afecto en el desarrollo humano: la abrumadora y elocuente evidencia de sus beneficios en el infante. En los centros médicos más avanzados del mundo, una persona adulta –sin importar edad o sexo– efectúa tres veces al día por quince minutos la 'terapia de caricia'. Lo mejor de la tecnología médica se une al calor humano: una mano cálida y afectuosa se abre paso entre sondas y aparatos para acariciar el pecho del prematuro que se debate entre la vida y la muerte. Para muchos infantes esta terapia marca la diferencia entre vivir o morir.
Las estadísticas demuestran que en los hogares en los cuales es costumbre demostrar el cariño a través de caricias se observa una mayor cohesión entre sus miembros, mayor seguridad personal y mayor salud física y psíquica. Uno de los recuerdos indelebles del subconsciente es la experiencia de bienestar y seguridad del infante en brazos de su madre. Otro, el gozo del pequeño, retozando en el suelo sobre el torso del padre. Los adultos que de pequeños no fueron acariciados, tienden a evitar el contacto físico con sus hijos. El ciclo es difícil de interrumpir, y es transmitido de generación en generación. Los padres de Danielito, agobiados por los problemas de subsistencia en una crisis económica que se agrava día con día, han olvidado hace tiempo mostrarle afecto a través de caricias. Y para el niño es tan imperiosa la necesidad de un abrazo, que rebasa su necesidad de pan. Es tan tremenda la necesidad de sentirse amado que es más fuerte que el anhelo de un juguete o una golosina. El amor, ingrediente primordial en el desarrollo del niño, está en crisis. Los padres concentran toda su atención en los problemas económicos y olvidan que el amor es gratis. Se puede dar en abundancia aún en tiempo difíciles y nunca se acaba.
Los poetas dicen que el amor no es algo abstracto, sino que es una fuerza poderosa que mueve el universo. El amor descubre caminos y los ilumina para salir adelante. Ninguna crisis es demasiado severa cuando hay amor. El amor puede darse a borbotones cuando se le permite salir del corazón, y no se rige con las leyes de la economía. El amor está con nosotros en tiempos de paz y de guerra, en tiempos buenos y en tiempos malos. El amor estará con nosotros para siempre.
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