Recuerdos de mi Presidente
Durante los últimos ocho años, tuve la oportunidad y el honor de fotografiar al Presidente Barack Obama, durante sus visitas a Filadelfia o durante mis viajes a la Casa Blanca.
El sentimiento no se puede describir con palabras, pero la oportunidad de fotografiar al hombre más poderoso del mundo, te da una sensación de humildad y felicidad. Recuerdo la primera vez que fui a la Casa Blanca en el 2009.
Durante los últimos ocho años, tuve la oportunidad y el honor de fotografiar al Presidente Barack Obama, durante sus visitas a Filadelfia o durante mis viajes a la Casa Blanca.
El sentimiento no se puede describir con palabras, pero la oportunidad de fotografiar al hombre más poderoso del mundo, te da una sensación de humildad y felicidad. Recuerdo la primera vez que fui a la Casa Blanca en el 2009.
Los Phillies habían ganado la Serie Mundial, así que solicité las credenciales para cubrir la noticia cuando visitaran la Casa Blanca. Para mi sorpresa, me permitieron asistir al evento. Así que viajé a Washington y casi pierdo mi oportunidad.
Además de haber viajado por la I-95 y la circunvalación a una velocidad desconocida (inserte el discurso de la 5ta Enmienda aquí), no conocía muy bien la ciudad y terminé caminando en la dirección contraria a la Casa Blanca.
Tras algunos minutos y ayuda de seguridad, supe hacia dónde ir. Crucé la esquina violentamente y llegué justo a tiempo a la puerta, mostré mi identificación y me dieron mi credencial.
Era como sostener un diamante en bruto o tener el ticket ganador de la lotería en las manos. De lo que no me di cuenta, sino hasta más adelante, fue que la suerte no fue solamente observar a mi equipo favorito ser honrado por su arduo trabajo en el campo, sino que estaba presenciando un momento histórico al escuchar el discurso del primer presidente Afroamericano en la historia de los Estados Unidos.
Foto tras foto, seguía presionando el obturador hacia el equipo y hacia Barack. Sin darme cuenta, el evento se había acabado. De vuelta a la realidad. Antes de abandonar el Jardín Sur, tenía que tomarme una foto como testimonio de que estuve allí.
Al pasar los años, bien fuera en el aeropuerto, en una escuela secundaria, en el Benjamin Franklin Parkway o en la Casa Blanca, su presencia y sus mensajes de esperanza y orgullo, te hacían sentir que lo que él quería hacer por el país era real y genuinamente sincero.
A pesar del retraso del Air Force One en Newark, NJ, donde fui recompensado con cajas de cerillos presidenciales, mi mejor recuerdo del Presidente fue durante una de sus visitas a Filadelfia.
Dejé de tomar fotos y sencillamente vi al presidente bajarse del avión hacia la pista. Todos estaban en silencio, tomando fotos y preparando un vídeo.
En ese momento dije: “Buenas tardes señor Presidente”. No esperaba una respuesta, pero entonces se detuvo, se giró hacia las bandas donde estábamos todos, me miró directamente a los ojos, saludó y dijo “¿Cómo están todos?”
Todos en la banda me miraron y yo no supe qué decir. Muy en el fondo, me sentía muy orgulloso de que este nativo filadelfiano nacido en Colombia tuvo un breve momento presidencial para recordar por el resto de su vida.
Al Presidente Obama quiero decirle gracias por todos sus años de servicio al país. Usted hizo todo lo que pudo a pesar de todas las contradicciones y las oposiciones que tuvo que enfrentar; realmente hizo de este un gran país. También me otorgó un empujón extra en mi labor, haciéndome creer que realmente los sueños se vuelven realidad. Si necesita algunas fotos post-presidenciales, ¡Cuente conmigo!
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