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¿Por qué Demjanjuk y no nuestros Mengeles?

No importa cuán secundario el papel en crímenes contra la humanidad, no habrá perdón.

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La moraleja tras la sentencia del Demjanjuk,
de 91 años, por su papel como guardia en un campo de muerte Nazi, es que sin
importar cuán secundaria la función en permitir la muerte de 28,000 de un total
de un cuarto de millón de víctimas de Sobibor, es inexcusable.

Curiosamente una alta corte israelí revocó la
sentencia de muerte allá en 1993, porque determinó que Demjanjuk no era el
mentado Iván el Terrible, otro guardia del campo de Treblinka, aunque sí
reconoció que fue guardia en Sobibor.

Poco se sabe de cómo Demjanjuk se las arregló
para realizar su sueño Americano como un obrero automotriz de Ohio.

El cuento que se relata es que durante la
Segunda Guerra Mundial, este ucraniano soldado soviético cayó prisionero de los
Nazis.  Luego este aceptó trabajar
como guardia en el campo de concentración Nazi.  Cuando se cerró el campo en 1943, Demjanjuk resumió su
carrera como soldado de una unidad Ucraniana, esta vez combatiendo del lado...
alemán.   Capturado por los
estadounidenses, este enemigo finalmente se asentó en…Ohio como un obrero
automotriz y ciudadano estadounidense.

El cuento de este versátil soldado
soviético-nazi-obrero automotriz-ciudadano estadounidense sería difícilmente
creíble hasta que se lo mira a través del lente del reporte de 600 páginas
publicado en 2006 por la Oficina de Investigaciones Especiales del gobierno
(OSI) también conocida por el mote de los "Caza Nazis".  Entre las revelaciones más
escalofriantes está el involucramiento de la CIA mediante complicidad y engaño
con los emigrantes nazis con propósitos de obtener inteligencia.

La CIA aprendió a los pies de figuras
magistrales muchos métodos de tortura, así como de experimentación médica
empleando a seres humanos cual conejillos de indias, que luego hábilmente
aplicara en cualquier parte, desde Guatemala hasta Abu Ghraib, y Guantánamo.

Ya que estamos en esta vena de demandar
justicia aún en contra de decrépitos doble-agentes como Demjanjuk, ¿por qué no
hacemos lo mismo en contra de cualquier sobreviviente que haya sido perpetrador
ó cómplice  del criminal Estudio
Guatemala dirigido por el doctor John Cutler, quien intencionalmente infectara
e inoculara sífilis, gonorrea, y chancras a internos de cárceles y hospitales
psiquiátricos, así como a niños en orfanatos?

Si la justicia debe prevalecer contra
Demjanjuk, entonces purguemos nuestra propia historia de las iniquidades
perpetradas por individuos tipo Mengele como el doctor Cutler y otros que
actuaron bajo los auspicios de agencias de gobierno empleando fondos públicos.