En el cambiante mundo de medios de comunicación una expresión acuñada para definir un nuevo aspecto de la nueva realidad es más bien graciosa para mí:

"Periodismo Emprendedor".

Para nosotros esto no es nada nuevo pues es exactamente lo que hemos hecho en AL DÍA por más de 20 años.

El término define el perfil del profesional del periodismo que puede escribir bien, pero también "hablar, caminar y mascar chicle", como se dice, todo al mismo tiempo.

"Nuestro campo ha crecido como la yerba," advierte el profesor de periodismo Jeff Jarvis, quien está invitando a un seminario de un día para entrenar a sus colegas en el tema.

Será este 10 de julio en la prestigiosa universidad CUNY, en un campus que posee su propio "Tow-Knight Center de Periodismo Emprendedor".

El profesor Jarvis, un veterano editor retirado del Wall Street Journal, no le teme a llamar las cosas por su nombre:

A los periodistas se les dijo en el pasado que "el negocio era corrupto y malvado" –dice él—y por tanto los periodistas se volvieron muy celosos de una confianza pública implícitamente puesta sobre sus hombros y aceptada por sus conciencias.

"Docenas de escuelas de periodismo y fundaciones están ahora entrenando y apoyando la próxima generación de líderes de medios", no solo para hacer reportería, para escribir y editar muy bien, sino también para "aprender a cerrar ventas, capturar audiencias y gerenciar un negocio", dice él.

Sí, aprender a innovar, tomar riesgos, administrar nuevos proyectos de  negocios, se ha vuelto tan importante como hacer buen periodismo.

Las nuevas clases en las más avanzadas escuelas de periodismo en el país ahora incluyen programación de computadoras, 'social media', periodismo de datos, mercadeo viral, presentación de ideas en "Power Point", y, aún más importante, la negociación y el cierre de venta de las mismas.

Creativamente, honestamente, sin sacrificar la confianza pública a cambio de una rápida ganancia monetaria.

¿Quién va, entonces, a "salvar el periodismo" en América"?

Tomemos por ejemplo a Warren Buffet, el octogenario y brillante inversionista de Nebraska, que ahora se encuentra ocupadísimo comprando periódicos a lo largo y ancho del país.

Por otro lado, miremos a los jóvenes innovadores, algunos de ellos trabajando en nuevos medios como Huffington Post o TPM media, Mashable o Buzzfeed, o aquellos otros que aún duermen en el duro suelo de sus propios sueños, desempleados o trabajando para sí mismos, laborando duro para ganarse un espacio en el cada vez más exigente mercado de trabajo en que talentos múltiple no son solo una moda, sino un requisito de los tiempos que corren.

Supongo que el profesor Jarvis le está apostando más a los jóvenes que asisten a sus clases.

Sin embargo, como un veterano de medios tradicionales, él debe saber que las buenas ideas necesitan inversión para que estas sucedan.

Esa financiación proviene de solo un par de fuentes:

La primera de todas, y la más importante, es la venta pura, lenta y difícil de ganarse en la mercado abierto y altamente competido de la publicidad.

Segundo, es la inyección de capital proveniente de firmas de 'venture capital' o 'equity funds', o de los generosos 'angel investors'.

Aun otra forma de financiar periodismo hoy en día está viniendo de las fundaciones.

Éstas tres, no fáciles de obtener.

Pero no imposible, si Ud cree en la experiencia de AL DÍA, prolongada por más de dos décadas, financiada primariamente por lo que se conoce en el negocio como "sweat equity".

Lenta pero firmemente, aprendimos por los pasados 20 años a sobrevivir en el mundo de medios sostenido por ventas de publicidad.

Aunque inicialmente un tema foráneo para nosotros, aprendimos a la fuerza mercadeo y ventas, mientras hallábamos el tiempo para hacer también el periodismo de superior calidad que le diera sentido al todo el exigente esfuerzo de sostener a AL DÍA como empresa.

La Fundación AL DÍA, creada hace solo cinco años atrás, solo tiene como propósito avanzar esa misma causa por la cual se fundó la empresa comercial:

Propender por la excelencia en periodismo en los Estados Unidos en el frente en el que más urgentemente se necesita:

La América Multicultural de Siglo XXI, en la cual la herencia Latina de esta nación está llamada a jugar un papel protagónico.