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Para los latinos, el hombre AD HOC

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Aunque la comunidad en general tardara en enterarse, Mario Obledo Guerra se ganó el respeto de sus coetáneos como el padrino del movimiento pro derechos civiles de los hispanos en las últimas décadas del siglo veinte.

Falleció el 18 de agosto, a los 78 años, en su hogar en Sacramento, tras un ataque cardíaco.

Se reconoce a Obledo como una persona pragmática cuyo liderazgo coincidió con el surgimiento social, económico y político de la comunidad latina a nivel nacional.

Nació el 9 de abril, 1932, en San Antonio, Texas, hijo de inmigrantes quienes llegaron a los Estados Unidos en la época de la Revolución Mexicana, momento en que no se requería presentar documentos formales de inmigración.

Su padre, Jesús Obledo, murió cuando Mario tenía cinco años, y su madre, Concepción Guerra, crió sola a Mario y a sus 12 hermanos.

Entre los éxitos logrados durante su vida está el haber fomentado varias organizaciones de defensa de los derechos de los hispanos.

En 1967 fue cofundador del Fondo Mexicano Americano de Defensa Legal y Educación (MALDEF por sus siglas en inglés). Fue el primer abogado general de la organización y sirvió de director ejecutivo entre 1970 y 1973.

En 1972, durante la época de inquietudes y avances raciales, ayudó a fundar la National Hispanic Bar Association (Colegio Nacional de Abogados Hispanos), colaborando con frecuencia con pioneros de la defensa de los derechos civiles negros para asegurar la inclusión y el reconocimiento de los latinos ante el sistema judicial estadounidense.

Luego aceptó la posición de becario docente en la Escuela de Derecho de Yale University, y en 1975 se convirtió en el primero hispano en dirigir una agencia estatal en California, cuando el entonces gobernador, Edmund "Jerry" Brown, Jr., lo nombrara presidente de la Agencia de Salud y Bienestar del estado, cargo responsable de supervisar 50 mil empleados y un presupuesto anual en exceso de $11 mil millones.

Robert Gnaizda, cofundador del Greenlining Institute, de Berkeley, California, colaboró íntimamente con Obledo como su asistente principal y abogado durante el término de ocho años que sirvió Brown de gobernador. Le ofrece a Hispanic Link su evaluación del liderazgo de Obledo: "Contaba con habilidades que ni siquiera ahora tiene la mayoría de los presidentes. Tenía poder de convocatoria y podía enfrentar cualquier obstáculo. Era intrépido".

En 1983, Obledo fue electo presidente de la mayor y más antigua organización hispana compuesta de miembros, la Liga de Ciudadanos Unidos Latino Americanos (LULAC por sus siglas en inglés), impulsando con fuerza su avance hasta 1985.

El actual presidente de MALDEF, Thomas Sáenz, define las contribuciones de Obledo como "una vida de ingenio, de sabiduría y de brillantes estrategias. De manera infatigable y apasionada, aplicó estas habilidades al servicio de la causa de los derechos humanos y civiles".

En 1975, la arrogancia de Obledo al enfrentarse a torreones de poder empresariales o políticos se contrastaba agudamente con la humildad y la preocupación que mostraba al reunirse con y representar a los que no tenían poder.

Al defender el poder latino, alguna vez le dijo al periódico The Los Angeles Times que, "Es inevitable que los hispanos o los mexicano-americanos controlen las instituciones del estado de California en un futuro no muy lejano. Si esto a la gente no le gusta, se puede ir del estado".

En 1998 el presidente Clinton lo galardonó con la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil de la nación.

El propio camino al éxito de Obledo tuvo un lanzamiento especial. Animado por su madre, buscó mejorar su vida mediante la educación. En 1949 se matriculó en la Universidad de Texas. Interrumpió los estudios en 1951 para alistarse en la fuerza naval estadounidense.

Al concluir su servicio militar, volvió a la universidad y se recibió de farmacéutico, función que desempeñó mientras estudiaba derecho en la Universidad de St. Mary, en San Antonio.

Presidente de la National Hispanic Bar Association, Román Hernández, resume la vida de Obledo: "El doctor Obledo fue un visionario. Comprendía los lazos entre industrias, individuos y naciones independientes – y a veces hasta dispares. Su liderazgo posibilitó la unión de la comunidad hispana y les abrió el paso a las generaciones que le siguieron".

Le sobreviven su esposa de 15 años, Keda Alcalá-Obledo, tres hijos de su primer matrimonio con Mary Robles, dos hijas – Sybil y Sylvia Obledo, y un hijo Mario Obledo Jr. – más nueve hermanos y cuatro nietas.