[OP-ED]: ¡Y cómo fluye el dinero gracias a créditos fiscales a los cineastas!
Cada vez hay pruebas más evidentes del enorme poder que ejercen los filmes en Filadelfia.
La primera evidencia se constata al ver el número de personas que cada día suben corriendo la escalinata del Museo de Arte de la ciudad imitando al famoso protagonista del cine,”Rocky” cuya estatua reposa a los pies de las escaleras del museo.
Otra prueba evidente para calcular el impacto del cine son los ingresos procedentes de las taquillas de cine. El filme “Rocky”, por ejemplo, recaudó 225 millones de dólares en taquilla, convirtiéndose en la película más taquillera del año 1976, todo un logro para una película cuya producción costó un millón de dólares.
Aunque inadvertido para la mayoría de espectadores, los beneficios económicos de las películas son mucho más amplios, especialmente para las áreas y localizaciones seleccionadas para su producción.
Hacer una película en Filadelfia genera mucho más que salarios para actores, directores y operadores de cámara. Supone la llegada de dinero para adquirir variedad de artículos y servicios, desde alquiler de equipos hasta comidas en restaurantes, habitaciones de hotel e incluso para las tiendas de comestibles donde los equipos de filmación hacen sus compras mientras trabajan.
“Se trata de trabajos... trabajos en letras mayúsculas”, dijo Diane Heery, dueña de una empresa de casting en Filadelfia.
“Hay muchos negocios que salen beneficiados de la producción de una película, como pintores y tintorerías. También se alquilan muchos autos y camiones, lo que comporta un auge en la recaudación del impuesto sobre la gasolina para las arcas estatales”, dijo Heery. Su empresa, Heery Loftus, seleccionó los actores de “Creed” –una secuela de “Rocky” filmada parcialmente en Filadelfia–.
El senador demócrata del estado de Pennsylvania, Vincent Hughes, casado con la actriz Sheryl Lee Ralph, conoce de primera mano el impacto económico de las producciones filmográficas.
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“Cada vez que he estado en sets con Sheryl, veo gente de maquillaje y vestuario”, dijo Hughes. “Hay decenas de personas atendiendo a esos actores. Hacer películas pone a muchas personas a trabajar”.
La cinematografía ha inyectado casi 4 mil millones de dólares en la región de Filadelfia en los últimos 25 años, según Sharon Pinkenson, directora ejecutiva de la Oficina de Cine del Gran Filadelfia.
“Cuando los productores de cine filman en Filadelfia, gastan dinero en Filadelfia”, dijo Pinkeson. La directora de la Oficina del Cine de Filadelfia también destacó el “valor incalculable del impacto cultural y el foco positivo en la ciudad”, dijo en relación a la producción fílmica local.
Uno de los elementos económicos vitales para atraer la realización de películas a un lugar en particular son los créditos fiscales que los cineastas reciben por hacer sus películas en un estado particular.
Pensilvania tiene un crédito fiscal para la realización de películas. Pero la prolongada batalla legislativa para aprobar el presupuesto estatal ha puesto en suspenso este incentivo económico, crítico para el rodaje.
Desde la puesta en marcha del programa de crédito fiscal, la producción cinematográfica en Pa. ha generado 528 millones de dólares en impuestos estatales y locales, según los estudios, que también documentan la creación de más de 18.000 empleos. Y sí, esos empleos implican una amplia diversidad de perfiles laborales.
Las personas en todas las capas del proceso de creación de películas entienden esta ecuación: sin créditos = menos películas = menos trabajo.
La legislatura de Pensilvania necesita por una parte reautorizar el crédito tributario, y por otra aumentar ese crédito para mantener a Pa competitivo con otros estados donde la producción cinematográfica crece gracias a los créditos.
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