En el último debate presidencial, Hillary Clinton falló al no mencionar la inmigración ni atacar a Donald Trump en su largo historial de denigrantes comentarios contra los Latinos. Se le está acabando el tiempo a Hillary para convencernos de votar por ella.

La candidata presidencial por el partido Democrático, Hillary Clinton, está peligrosamente cerca de alienar los votantes Latinos si continúa ignorando nuestras preocupaciones en los debates televisivos.

En la confrontación de noventa minutos con Donald Trump durante la semana pasada, no llegó a desafiar a su oponente frente a su infame plan de la muralla fronteriza o siquiera frente a sus constantes y denigrantes declaraciones contra los inmigrantes. Por el contrario, cuando el moderador Lester Holt interrogó a los debatientes sobre la circunstancia racial en Los Estados Unidos, ambos candidatos recurrieron inmediatamente a las agresiones policiales contra hombres de color desarmados. Lo hicieron sin siquiera mencionar el movimiento de Black Lives Matter, una omisión que no fue pasada por alto en la comunidad afroamericana.

“Debemos asegurarnos de que nuestra fuerza policial está siendo entrenada de la mejor manera, con las mejores técnicas; que estén bien preparados sólo para utilizar la fuerza cuando sea necesario”, dijo Clinton. “Todos deberían ser respetados por la Ley y todos deberían respetar la Ley”.

Por su parte, Trump hizo un llamado a la Ley y el Orden.

“Si no lo tenemos, entonces no tendremos país”, dijo Trump.

Afroamericanos y Latinos están “viviendo un infierno, pues es tan peligroso”, agregó.

En este momento, Clinton pudo haber atacado fácilmente a Trump en su historial de comentarios racistas contra los Latinos y Musulmanes, pero en vez de eso, optó por enfocarse en el viejo cuento de “negro contra blanco”, policías armados contra civiles inocentes.

No importa que ambos candidatos se hayan aventurado a un territorio casi intolerante al desviarse sin dudar al tema de las armas y la violencia pandillera cuando el tema de la raza salió a debate. Y tampoco importa que Clinton haya adjetivado a la comunidad negra de dinámica cuando Trump insistía en resaltar una plaga dentro de los centros urbanos.

Cuando Holt preguntó a ambos candidatos sobre la raza, Clinton prácticamente tenía a Trump en bandeja de plata, para abatirlo desde sus declaraciones pasadas, esas en las que los inmigrantes mexicanos son “violadores”, en las que planea construir una muralla separando a ambos países o en las que prometía deportar a más de 11 millones de personas y es elegido par la Casa Blanca.

Tal como el New York Times astutamente apuntó durante el fin de semana: “El punto implícito del tema de la Campaña (de Trump) ‘Make America Great Again’, es que los Estados Unidos eran maravillosos cuando era una nación menos diversa”. Y sin embargo Clinton nunca lo mencionó. ¿Por qué?

Si la antigua secretario de estado tiene alguna esperanza de vencer a su oponente, quien persiste impresionantemente cerca en las encuestas, Clinton debe perder el miedo de enfrentar a Trump de frente. Se acercó bastante al recordar su insistencia en el certificado de nacimiento del Presidente Barack Obama, calificándolo como acto de racismo, y al invocar el nombre de la antigua Miss Universo venezolana Alicia Machado, pero aún así Clinton nunca sacó el tema de la inmigración. Tiene tan solo tres oportunidades más para referirse al electorado Latino, o arriesgará la oportunidad de millones de votantes potenciales que aún esperan en esta elección.