[OP-ED]: ¿Romperá el silencio Ken Salazar?
Las elecciones presidenciales del 2016 han permitido a los Latinos de Estados Unidos llegar a diversas conclusiones importantes:
Primero, nuestra comunidad está huérfana de una fuerza política propia a nivel nacional.
Segundo, ninguno de los dos partidos ha mostrado un serio interés en cultivar este nuevo y creciente segmento de votantes y tratar de incorporarlo a sus rangos y jerarquías pertinentes.
Las elecciones presidenciales del 2016 han permitido a los Latinos de Estados Unidos llegar a diversas conclusiones importantes:
Primero, nuestra comunidad está huérfana de una fuerza política propia a nivel nacional.
Segundo, ninguno de los dos partidos ha mostrado un serio interés en cultivar este nuevo y creciente segmento de votantes y tratar de incorporarlo a sus rangos y jerarquías pertinentes.
Tercero, tomará un largo tiempo organizar esfuerzos para que los Latinos voten finalmente por ellos mismos y demuestren su poder político para tener un impacto en unas elecciones a nivel nacional.
Una paradoja en la política electoral actual de los Estados Unidos, para decirlo con las mínimas palabras:.
Dieciséis años después de la ajustada lucha entre Bush y Gore, los recientes resultados de la batalla Hillary-Trump han dejado una sensación similar de haber alcanzado un punto muerto en una carrera presidencial -tan ajustada en los resultados finales, que deja una sensación de ilegitimidad en el ganador y una indignación difícil de esconder en el perdedor.
Los Latinos fueron de nuevo un actor pasivo en estas elecciones, a pesar de estar implícitamente situadas en su epicentro.
Sin la fantasía de un muro de 2000 km en la frontera con México, o la historia de ficción creada alrededor de esos “millones de inmigrantes sin papeles” haciendo estragos en todo el país, el fenómeno Trump no hubiera logrado sostenerse en el imaginario popular.
Gracias a los Latinos, Donald Trump creó una narrativa que le ha permitido construir una coalición de votantes mayoritariamente rurales, conservadores y resentidos, que compraron el cuento chino del “Making America great again” mediante la deportación de millones de ciudadanos y la construcción de un “Muro” imposible, que él mismo ya redujo a la categoría de “valla” durante una entrevista en “60 minutes” este domingo.
Aun y así, el talento histriónico del Sr. Trump, sumado a la incompetencia de la campaña del partido Demócrata, que supuestamente iba a darnos la primera mujer presidenta de Estados Unidos, han convertido esta victoria en imposible, incluso cuando el partido Republicano estaba completamente fracturado, aunque trotando cómodamente bajo las riendas de un único hombre y a costa de una comunidad indefensa.
El silencio de los llamados líderes de la comunidad Latina es ensordecedor estos días posteriores a las elecciones.
El ex senador Ken Salazar, designado por Hillary Clinton para liderar el equipo de transición, todavía tiene que pronunciarse sobre el desastroso resultado electoral.
A lo mejor ha llegado el momento de romper el silencio, Ken… Después de todo, no hay mucho que perder.
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