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OP-ED: ¡Qué empiece la guerra!

Tras concretarse las dos nominaciones oficiales de republicanos y demócratas, se ha declarado de forma oficial la guerra abierta entre Donald Trump y Hillary…

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América es grande. Lo llevan en su génesis. Y en términos políticos, lo es aún más. A pesar de que es un país con enormes desigualdades de clase y una profunda carencia de justicia social, en Europa nos alucina ver cómo los americanos hacen y viven la política. Como periodista, estoy entusiasmada porque he sido testigo de una convención que ha escogido por primera vez una candidata mujer a la presidencia de los Estados Unidos, y oportunidades como estas no pasan todos los días.

Tras concretarse las dos nominaciones oficiales de republicanos y demócratas, se ha declarado de forma oficial la guerra abierta entre Donald Trump y Hillary Clinton en su carrera hacia la Casa Blanca.

Ambos han apelado a los valores fundacionales de los Estados Unidos y, con el miedo como epicentro, conminan a sus bases y seguidores a recuperar el poder del país como primera potencia mundial en cuestiones económicas y geopolíticas. Trump se dejará en el tintero las cuestiones más sociales, mientras que Clinton –que se ha visto obligada a dar un giro a la izquierda– no se librará de la presión de los seguidores de Bernie Sanders, que seguirán en la batalla, vigilando que la ex-secretaria de Estado no se desvíe del camino.

Tengo la sensación de que va a ser una guerra sin treguas, con reacciones inmediatas de unos y otros ante las acciones del rival que llegarán por aire, mar y tierra. Bajo el punto de vista periodístico, esto significa ser testimonio de un momento excepcional, de gran excitación mediática y de movilización social. En el entorno latino también saben que se encuentran en una encrucijada única en la historia de su país.

¿Y qué debe hacer la américa hispana? La respuesta es bien sencilla: luchar. Y sumarse al reto como jamás lo han hecho antes fortaleciendo su influencia en las decisiones gubernamentales relativas a las cuestiones migratorias, de salud, económicas y de derecho a voto. Los latinos llevan más de 20 años construyendo una agenda propia en todos estos temas, pero después de haber asistido a algunos eventos y conocer cara a cara muchas personas, algo me dice que hay que empezar por el último: el voto. Saquen a todos los latinos de sus casas y consigan que la comunidad latina unida sea decisiva el próximo 8 de noviembre. Ustedes son los soldados más valiosos en esta guerra. Estaremos bien atentos desde Europa.