[OP-ED]: ¿A qué ‘trabajadores estadounidenses’ desea proteger Trump?
En el aluvión de asombrosas medidas ejecutivas que intentamos examinar a diario encontramos la negativa del presidente Trump a participar en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). El acuerdo económico entre Estados Unidos y otros 11 países de la vertiente del Pacífico constituía un intento del gobierno de Obama de detener la creciente influencia de China en esa región y en todo el mundo.
En el aluvión de asombrosas medidas ejecutivas que intentamos examinar a diario encontramos la negativa del presidente Trump a participar en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). El acuerdo económico entre Estados Unidos y otros 11 países de la vertiente del Pacífico constituía un intento del gobierno de Obama de detener la creciente influencia de China en esa región y en todo el mundo.
“Esta medida trae una nueva época de política comercial estadounidense, en la que el gobierno de Trump perseguirá oportunidades bilaterales de libre comercio con aliados de todo el mundo, siempre que sea posible, para promover la industria estadounidense, a los trabajadores estadounidenses, y elevar los jornales estadounidenses,” expresaba el comunicado de prensa de la Casa Blanca. “La política del gobierno de Trump es representar al pueblo estadounidense y su bienestar económico en todas las negociaciones, particularmente al trabajador estadounidense, y crear acuerdos comerciales económicamente beneficiosos que sirvan a sus intereses.”
Pero ¿de qué trabajadores está hablando Trump, realmente?
Para obtener algunas respuestas llamé a José Oliva, codirector de Food Chain Workers Alliance, una organización de incidencia nacional con sede en Chicago, cuyo propósito es mejorar los jornales y las condiciones de los trabajadores en la industria de los servicios alimenticios. El grupo expresó su oposición al TPP sobre la base de que las políticas comerciales estadounidenses anteriores tuvieron la consecuencia no intencional de incitar a trabajadores extranjeros a emigrar a los Estados Unidos, lo que creó una mayor competición por los puestos de trabajo.
Pregunté a Oliva cómo interpretaba la afirmación de la Casa Blanca de representar “al pueblo estadounidense y su bienestar económico en todas las negociaciones.”
“Trump se opone al libre comercio por motivos xenofóbicos y anti-globalistas, pero el mundo es lo que es y no hay marcha atrás, tanto si él rechaza enérgicamente el libre comercio como si no lo hace,” dijo. “Pero la realidad es que los regímenes comerciales continuarán existiendo, y existe la posibilidad real de que el TPP vuelva en forma aun más desagradable.”
En cuanto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que Trump tildó de “el peor tratado comercial que jamás se haya firmado,” Oliva señaló: “No dudo ni un minuto que él va a renegociar el Tratado de Libre Comercio, pero ¿cómo? ... Si lo renegocian totalmente en privado, con poca supervisión, como lo fue el TPP, ¿quién va a asegurar que los trabajadores, el medio ambiente y otras inquietudes se tengan en cuenta?”
Aunque apenas si parece posible, vale la pena considerar que un Tratado de Libre Comercio renegociado podría acabar siendo más costoso para los consumidores estadounidenses. Ahora pensamos en la pérdida de puestos de trabajo estadounidenses, pero podríamos experimentar una combinación de precios más altos para productos del consumidor provenientes del sur de la frontera y una escasez de trabajadores parar llevar a cabo los trabajos sucios de la cosecha y el procesamiento de carne, lo que encarecerá los alimentos básicos.
Debemos preguntarnos qué imagina Trump cuando se refiere a los “trabajadores estadounidenses”. Le encanta prometerles una mejor situación en la vida—y eso es elogiable. Pero cada vez que le oigo decir “trabajadores estadounidenses” tengo la impresión de que Trump está pensando en trabajadores muy específicos, en lugares muy específicos.
“Es un meta marco, es absolutamente lenguaje en código político para referirse a obreros hombres manufactureros, en zonas rurales,” dijo Oliva. “La realidad dice otra cosa.” La industria alimenticia es una de las mayores fuentes de empleo de la nación, con unos 18 millones de trabajadores. La USDA calcula que alrededor del 70 por ciento de los trabajadores agrícolas contratados son latinos y la mitad de ellos son indocumentados. Los que trabajan en el procesamiento de carnes y aves son en su mayoría latinos pero, según Oliva, alrededor del 30 por ciento son afroamericanos. Los bares y restaurantes emplean unos 11 millones de trabajadores, más del 70 por ciento de los cuales son gente de color y alrededor de un 40 por ciento son indocumentados, según Oliva.
Es difícil no llegar a la conclusión de que habrá días aciagos para los trabajadores que no se ajusten al patrón de mano de obra especializada de altos salarios. Especialmente cuando uno se detiene a considerar que el candidato de Trump para la secretaría de trabajo, Andrew Puzder, enfrentó numerosas violaciones del Departamento de Trabajo cuando dirigía Carl’s Jr. y Hardee’s, y que fue un elocuente crítico de los esfuerzos por elevar el jornal mínimo y proporcionar licencia por enfermedad obligatoria.
Para Oliva, la candidatura de Puzder indica la predilección del nuevo gobierno por “puestos que pagan el jornal mínimo, no tienen perspectivas a largo plazo y son esencialmente de explotación. Básicamente, Trump no considera que los puestos de la industria alimenticia son puestos de trabajo reales. Para él, los puestos reales son los industriales del centro del país--aun cuando el sector de crecimiento más rápido sea el de servicios, no el de fabricaciones.”
Pero no todo es deprimente. Hay mucho que hacer para asegurar que todos los trabajadores sean tratados con justicia: Uno puede participar más activamente en la comunidad y ayudar a llevar a los electores a las urnas en elecciones locales.
Y como ahora tenemos a un empresario como presidente, la siguiente estrategia debe ser especialmente eficaz: Voten con sus billeteras por empresas que tratan bien a los trabajadores.
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