Ningún deporte ha estado tan salpicado en su historia por la polémica como el soccer. Pero, curiosamente, ningún deporte ha sido tan reticente en aplicar la tecnología para enmendar los errores arbitrales. Y no deja de ser paradójico, porque un gol vale mucho más que cualquier otra anotación en un deporte de equipo, muchísimo más que una canasta en el baloncesto, pero también más que una carrera en el baseball o un touchdown en el fútbol americano.

Finalmente, y  tras la utilización del spray para colocar las barreras en la pasada Copa del Mundo, la FIFA se decidió a poner en práctica un programa piloto en el reciente Mundialito de Clubes. El resultado, un verdadero desastre. Acción detenida por minutos, revisiones aplicadas hasta 120 segundos después de ocurridas las jugadas. Decepción total y mofa de todos aquellos que jamás han creído en que el soccer sea un deporte donde deban corregirse los fallos arbitrales.

Sin embargo, la Federación Internacional no se dio por vencida, perfeccionó la logística y volvió a lanzar un test esta misma semana, durante el duelo amistoso que disputaron en París las selecciones de Francia y España. Dicen que rectificar es de sabios y la FIFA trabajó para enmendar los errores del Mundialito, destacando la figura del VAR (Video Assistant Referee), un árbitro encargado de indicar aquellas jugadas cuyas decisiones pudieran ser cambiadas. Un árbitro, por primera vez en la historia del soccer, capaz de estar por encima del propio referee principal a la hora de juzgar este tipo de acciones.

España dio un verdadero recital y se impuso 2-0, pero eso fue lo de menos. Los titulares de la prensa al día siguiente y las continuas tertulias futbolísticas se centraron en la labor del VAR. Tres decisiones suyas fueron claves en el devenir del encuentro, mas nadie se quejó, porque la justicia se impuso.

A inicios de la segunda parte, Antoine Griezmann remató de cabeza a la red visitante para abrir el marcador. A instancias de su abanderado, el árbitro dio por bueno el gol, pero el VAR pidió la revisión y, en segundos, el tanto se anuló por fuera de juego. Con el marcador todavía empatado a 0, el defensa galo, Laurent Koscienly, empujó en el área al extremo hispano, Gerard Deulofeu. Esta vez el referee acertó, pero el VAR ratificó su decisión. David Silva convirtió la pena máxima en el 1-0. Minutos más tarde, gol anulado a Deulofeu por fuera de juego. El delantero ni lo celebró, pero el VAR llamó la atención del árbitro principal y de nuevo, en segundos, cambió su decisión dando por bueno el gol. Francia 0, España 2. 

La FIFA está exultante. A la hora de decidir si revisar o no jugadas, es tan importante la eficacia del sistema como su metodología. Las acciones se resolvieron en segundos y el juego no dejó de ser fluido. Los detractores de la revisión en el soccer se llevaron un durísimo revés, quedándose sin argumentos. 

La FIFA ha anunciado que probará el sistema en varias competiciones antes del Mundial de Rusia, en 2018. Tenemos que estar preparados, porque el VAR se convertirá en un habitual del soccer. ¡Ya era hora! Muy pronto, la ingrata labor de los árbitros dejará de ser la principal excusa para que un gran número de entrenadores y directivos expliquen los fracasos de su trabajo.