[OP-ED]: A pesar de la forma en que la Oficina de Censos lo trata, ‘Hispano/Latino’ no es una raza
La Oficina de Censos de Estados Unidos ha estado experimentando con varias versiones en la sección de raza y etnia de su National Contest Test Research Study…
Básicamente, la oficina halló, en su estudio de 2015 recientemente dado a conocer, que si la indagación sobre la identidad combina raza y etnia en una sola pregunta, la gente reporta más correctamente y el número de no-respuestas se reduce drásticamente comparado con el estilo de 2010. En la versión de 2010, se pedía a los encuestados que respondieran primero si eran de origen Hispano, Latino o Español y después se les pedía que especificaran la raza.
La propuesta de la nueva pregunta combinada es bastante larga: “¿Cuál es la raza o etnia de la Persona 1? Marque todos los casilleros que corresponden y escriba en letra de imprenta las etnias, en los espacios inferiores. Puede reportar más de un grupo.”
El encuestado puede elegir entre blanco, hispano, latino o español, negro o afroamericano, asiático, amerindio o nativo de Alaska, del Oriente Medio o norafricano, nativo hawaiano o de las Islas del Pacífico o “alguna otra raza o etnia.” Después, dentro de cada una de esas categorías, uno puede especificar más.
Por ejemplo, mi esposo escogería la categoría blanca y después, si realmente quisiera remontarse al árbol genealógico, marcaría los casilleros inglés e irlandés.
Yo escogería la categoría “hispano, latino o español” y después marcaría “mexicana o mexicano-americana” y también escribiría “ecuatoriana”.
Mis hijos adolescentes, suponiendo que estuvieran interesados en detallar cada porción de sus antepasados para la Oficina de Censos (y no puedo imaginar que desearan hacerlo), harían todo lo anterior, escogiendo dos categorías y marcando cuatro etnias separadas.
¡Fiu! Cansa sólo de pensar en hacerlo, pero nadie nos prometió que llenar el formulario del Censo sería tarea fácil.
Aún así, la combinación propuesta para la pregunta de raza y etnia ha sido controvertida para los que siguen estos detalles esotéricos porque, en efecto, implica que la designación hispano/latino es una raza. Para que quede claro: no lo es.
Los hispanos pueden ser de cualquier raza--en mi propia familia, tenemos hispanos negros, hispanos asiáticos e hispanos blancos.
Pero aunque algunos insisten en que la designación hispano no indica una raza, otros señalan que esa distinción ya no tiene sentido para una gran franja de nuestra sociedad.
Según Nicholas Vargas, profesor y experto en estudios latinos de la Universidad de Florida, si la designación hispano se combinara con una raza como resultado de la atención mediática al nuevo formato de la pregunta--o reportajes subsiguientes sobre los resultados del próximo Censo--entonces sería un pequeño precio que pagar a fin de obtener mejores datos sobre la manera en que la gente se identifica a sí misma.
“Reflejaría mejor la manera en que la raza y la etnia se organizan en Estados Unidos en lugar de un ‘cambio’ fundamental,” me dijo Vargas. “Para una gran proporción de individuos, esto refleja la manera en que se auto-identifican o cómo viven ya la raza. … No veo que la pregunta vaya a producir nuevas categorías políticas o culturales.”
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Y la ventaja podría ser importante para los que intentan quebrar los estereotipos monolíticos asignados a sus razas.
Ya las organizaciones de incidencia para los asiático-americanos y los nativos de Hawaii y otras Islas del Pacífico presionan para que se produzcan cambios legislativos que modifiquen la manera en que se obtienen y reportan los datos, para poder articular diferencias en status socioeconómico, logros educativos y características de salud en los diferentes sub-grupos.
De manera similar, la ciencia comienza finalmente a comprender la distinción en temas de salud y en la eficacia de los programas de extensión médica con los afroamericanos, negros nacidos en Estados Unidos de origen caribeño y migrantes a los Estados Unidos provenientes de África.
Irónicamente, a medida que se presta más atención al deseo de mayor prominencia de los diferentes grupos, la elección de Donald Trump dificulta más el proyecto de identificar mejor a los habitantes de nuestro país.
Grupos que durante años quisieron tener más visibilidad en los datos del Censo, como los de etnias del Medio Oriente, se preguntan ahora si eso no sería perjudicial cuando el presidente aviva el temor de los terroristas no-blancos.
A las organizaciones de incidencia latinas también les preocupa que el impacto de las medidas para imponer la ley migratoria y las deportaciones afecten el deseo de los latinos de responder al timbre y contestar preguntas personales formuladas por representantes del gobierno.
Sólo el tiempo dirá cómo la política presidencial podría afectar la participación en el Censo de 2020. Por el momento, la política de identidad puede influir en la redacción de la pregunta final, que debe presentarse al Congreso antes de abril de 2018.
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