[OP-ED]: Nuevos informes confirman lo que la Policía de Filadelfia viene negando desde hace décadas: el racismo policial
Datos extraídos del Departamento de la Policía revelan que el número de arrestos y cacheos en las comunidades negras sigue siendo desproporcionadamente elevado…
Bajo la avalancha de noticias que llegaron la semana pasada, desde el tiroteo masivo de Las Vegas a las payasadas del presidente Donald Trump durante su visita a la devastada Puerto Rico, pasó casi desapercibida una noticia preocupante relacionada con el racismo policial en Filadelfia.
La noticia apareció en Philly.com. Un nuevo informe publicado por el profesor de criminología de Villanova University, Dr. Lance Hannon, rebelaba nuevos datos sobre las polémicas prácticas de arresto-y-cacheo (Stop-and-frisk) llevadas a cabo por las fuerzas del orden locales.
Basándose en datos del Departamento de Policía de Filadelfia, el informe de Hannon confirma que la policía aplica con prejuicios raciales la práctica de “arresto-y-cacheo” no solo en los individuos particulares, sino en barrios enteros de población negra.
Los hallazgos de Hannon, por tanto, refutan la persistente afirmación por parte de la policía de no estar llevando a cabo políticas de arresto-y-cacheo en estos barrios simplemente por ser negros, sino porque el nivel de crimen es elevado.
Según Hannon, el número de arrestos y cacheos en las comunidades negras sigue siendo desproporcionadamente elevado en comparación a otros barrios donde el nivel de crimen es similar.
“Los vecindarios con baja actividad criminal son clasificados erróneamente de peligrosos por el hecho de tener una población de mayoría afroamericana”, dijo Hannon.
“Hay indicios evidentes de que no solo se trata de un problema de estigmatizar a determinados individuos por su raza, sino a barrios enteros”, recalcó.
Los negros representan el 70 por ciento de las detenciones policiales en Filadelfia y el 77 por ciento de los individuos sujetos a cacheos, según un informe basado en datos policiales elaborado hace unos meses por ACLU capítulo Pensilvania.
Tanto los informes de ACLU como el de Hannon presentan pruebas documentadas de que la policía de Filadelfia recupera menos material de contrabando, como armas y drogas, durante los registros y cacheos realizados sobre la comunidad negra, que sobre los blancos.
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En Filadelfia, los latinos no son víctimas de los mismos prejuicios policiales a la hora de ser sujetos a “arresto-y-cacheo” que los negros, informó en una entrevista reciente Mary Cahterine Roper, directora ejecutiva de temas legales de ACLU-PA.
De acuerdo con el informe de ACLU, los latinos representan el 7 por ciento de las detenciones policiales y el 8 por ciento de los registros.
Aún más preocupante que los datos revelados en el informe de Hannon es que esta práctica policial con tintes racistas se ha llevado a cabo durante décadas sin que las autoridades municipales –desde concejales a miembros de la Justicia– reconozcan públicamente su existencia.
El alcalde James Kenney, por ejemplo, no ha cumplido con su promesa electoral de poner fin a las prácticas de arresto-y-cacheo debido a la presión del jefe de la Policía, Richard Ross, quién defiende que esta práctica es crucial para luchar contra el crimen. Kenney es blanco y Ross es negro.
Un detonante de las políticas de arresto-y-cacheo es la presencia del racismo en la evaluación de perfiles de delincuentes, una práctica que lleva a prejuicios como creer que la tasa de criminalidad es más alta en la población no-blanca.
A principios de los 90, tests de drogas llevados por el gobierno federal en los arrestados de Filadelfia revelaron que las mujeres blancas eran las mayores consumidoras de heroína de la ciudad. Aun y así, los datos federales no indicaban que la policía realizara más detenciones y registros relacionados con temas de drogas en mujeres blancas… ni siquiera en barrios con nivel de crimen más alto.
En 1952, un artículo publicado por la University of Pennsylvania Law Review confirmaba que “numerosos” altos cargos del Departamento de Policía de Filadelfia “se oponían firmemente” a otorgar a la policía el derecho de cacheo, por miedo a que “muchos agentes” llevarían esa práctica “al extremo”.
Seis décadas de “extremos” empiezan a ser ya demasiado tiempo…
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