[OP-ED]: No es de sorprender que haya tan pocos periodistas minoritarios
Shaun King, activista de los derechos civiles y redactor del New York Daily News en la sección de justicia, tuvo que introducir su respuesta a un delito de odio reciente, cometido contra un hombre discapacitado de la zona de Chicago, con cuatro párrafos de repudio, antes de indicar lo siguiente:
Shaun King, activista de los derechos civiles y redactor del New York Daily News en la sección de justicia, tuvo que introducir su respuesta a un delito de odio reciente, cometido contra un hombre discapacitado de la zona de Chicago, con cuatro párrafos de repudio, antes de indicar lo siguiente:
“Veo miles de blancos en línea que me preguntan por qué no estoy hablando sobre el tema. Aparte del hecho de que literalmente acabo de regresar al país con mi esposa y mis cinco hijos hace unas horas, mi respuesta es simple. … Este país no necesita que yo hable sobre delitos cometidos por negros, porque a nadie en este país se lo considera más responsable de los delitos que comete, y hasta de los delitos que no comete, que a los negros de Estados Unidos.”
Al día siguiente, Julio Ricardo Varela, co-locutor del podcast político y latino-céntrico “In the Thick”, creó una tormenta cuando envió un tweet sobre la historia en curso del presunto tirador del aeropuerto de Florida, Esteban Santiago, citando a periodistas y publicaciones que escogieron destacar la ascendencia puertorriqueña de Santiago. Varela, que también proviene de Puerto Rico, escribió:
“Cómo publican los medios información sobre ?#EstebanSantiago
DE PUERTO RICO! SU MAMÁ TODAVÍA VIVE ALLÍ!
Ah, sí, peleó en Irak y facturó un arma de fuego.”
Otro tweet llegaba a esta conclusión: “Si las noticias de cable siguen acentuando el origen puertorriqueño de ?#EstebanSantiago, llegó el momento de educar sobre cuántos boricuas sirvieron en Irak.”
Así son las cosas para los periodistas minoritarios en la época de Trump--cuando un miembro de su tribu hace algo atroz, tienen que apresurarse a hacer clarificaciones antes de que la población suponga cosas o antes de que les pidan cuentas a ellos.
Esos periodistas son bombardeados con mensajes que les imploran que condenen un acto o que implican, en forma desagradable, que ellos son solidarios con los acusados porque no emitieron una denuncia pública--como si, los periodistas, hablaran por todos los no-periodistas con los que comparten una raza o etnia.
Por supuesto, tras una década de creciente xenofobia relacionada con la inmigración, los periodistas con nombres que suenan hispanos son hostigados a diario, independientemente de si una noticia tiene que ver o no con un sospechoso latino.
Victor Manuel Ramos, redactor de Newsday, recientemente subió a Facebook la foto de un sobre que decía: “¿Eres estadounidense --o meramente tienes la ciudadanía?” Ramos escribió como pie de foto: “A veces cuando uno cubre inmigración, las cartas (en este caso, el sobre) de los lectores son preguntas personales. Recibida hoy.”
Y la gente se pregunta por qué no hay más minorías en el periodismo.
El año pasado, la American Society of News Editors expresó que había alrededor de un 17 por ciento de periodistas minoritarios en las redacciones de diarios. En los sitios Web de noticias el porcentaje fue un poco mejor, con un 23 por ciento de minorías en el personal.
La preocupación, desde hace décadas, de por qué el cuerpo de prensa de la nación no se parece adecuadamente a los individuos que cubre es desubicada.
Mmm, vamos a ver … cuesta decenas de miles de dólares obtener un título universitario de cuatro años en periodismo, incluso de una universidad estatal regular (y cientos de miles, en las universidades selectivas--y eso es sin contar los estudios de postgrado).
Después, una vez graduado, un periodista novato puede esperar apenas ganarse la vida como asistente de noticias, especialista gráfico, redactor en línea o productor. En 2016, durante el tercer año consecutivo, Careercast.com calificó “reportero de diarios” como el peor trabajo, bien al final de la lista de 200. “Periodista de radio-teledifusión” era el antepenúltimo.
Encima de eso, muchos editores y lectores exigen estándares ridículos de los periodistas minoritarios. A menudo se espera que sean expertos en amplias áreas de experiencia histórica, cultural y económica. Para muchos lectores, representan, como mucho, colectores de información racialmente sesgados.
Sin embargo, cuando un blanco comete un crimen atroz, nadie espera que los reporteros blancos o los columnistas blancos nieguen específicamente su responsabilidad o empatía por las acciones del culpable. Se comprende en general, que el crimen y el delincuente no están conectados en forma definitiva a una raza o etnia específica.
¿Pueden los periodistas minoritarios esperar que alguna vez se haga la misma suposición de imparcialidad periodística razonable con respecto a los sujetos de una noticia?
En última instancia, si la gente no puede reconocer que todos los periodistas tienen opiniones y sesgos, que pueden tener o no tener que ver con su origen racial, habrá menos y menos periodistas minoritarios para hostigar.
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