OP-ED: La lucha de Hamilton contra el estigma
Espero que 212 años después de mi muerte, aún tenga impacto en el mundo.
El musical Hamilton, la historia de la vida de Alexander Hamilton, se ha convertido en un fenómeno cultural al reescribir la historia y crear un espacio para las voces afroamericanas y latinas. Es una historia de inmigrantes que destaca el papel de las personas afroamericanas y mestizas en la fundación de América. Y mientras que Hamilton ya ha dado un poco más de color a la historia, continúa presionando por un futuro más inclusivo.
Dramaturgo, compositor y actor principal del musical, Lin-Manuel Miranda, hizo recientemente su último espectáculo y rápidamente nombró a su sucesor: Javier Muñoz. Y a pesar de que sus partidarios lloraban por la pérdida de Miranda, también celebraban la llegada de Muñoz, como es evidente por el hashtag #Javilton, que es histórico.
Javier Muñoz no solo es un artista fenomenal, si no que también es latino, abiertamente homosexual, y vive con VIH. A pesar de que todas estas identidades se cruzan, el mundo se alegró de su llegada (ignorando la amarga minoría, por supuesto).
La reacción positiva es abrumadora e impactante. Los recientes acontecimientos han demostrado que tener incluso tan solo una de estas identidades es vivir en constante temor y marginación. Los tiroteos en el club Pulse de Orlando pusieron de manifiesto que la homofobia sigue presente en la sociedad estadounidense y también el peligro de ser homosexual y latino.
La discriminación también tiene una influencia negativa directa sobre la salud de los homosexuales latinos. Los individuos homosexuales que experimentaron el estigma eran tres veces más propensos a sufrir un problema de salud física grave durante el período de un año. El CDC informa que los latinos HSH (hombres que tienen sexo con hombres) tienen una probabilidad de 1 a 4 de contraer el VIH en su vida. Y vivir con VIH es hacer frente a la estigmatización constante y a una posible criminalización.
El VIH afecta de manera desproporcionada a los latinos, y estos representan casi una cuarta parte de todos los nuevos diagnósticos estimados de infección por VIH en los Estados Unidos, a pesar de que representan alrededor del 17 por ciento de la población total del país. Y, sin embargo, solo un poco más del 50 por ciento de latinos que viven con el VIH están en atención continua del VIH, lo que significa una gran disparidad entre la infección y el tratamiento.
El estigma en el ámbito de la asistencia sanitaria se cita a menudo como una de las principales razones para no participar en la atención. Según un estudio realizado por Lambda Legal, las personas de color que viven con VIH y las personas de color LGB tuvieron al menos dos veces más probabilidades de experimentar un trato físico abusivo en el tratamiento médico respecto a los blancos no latinos. Este alto índice de discriminación lleva a la gente a retrasar el tratamiento o a desconfiar de los proveedores de salud.
Entonces, ¿por qué es tan importante el nombramiento de Muñoz en un papel protagonista en Broadway?
Porque es latino, homosexual, vive con VIH y nadie está sacando provecho de él.
El papel de Muñoz ofrece una gran visibilidad y representa la intersección de todas esas identidades y da esperanza los latinos homosexuales que han sido forzados a la reclusión por miedo a la discriminación.
El estigma es una fuerza poderosa, especialmente cuando se combina con el machismo, las barreras lingüísticas, el estatus de inmigrante, y bajas tasas de seguros médicos, como ocurre en muchas comunidades latinas. La reacción del público mayoritariamente positiva con Muñoz representa la esperanza de un futuro más equitativo e inclusivo.
A menudo, los homosexuales latinos dicen que nuestra narrativa no importa: nuestras voces son silenciadas y nuestras historias se borran. Lin-Manuel Miranda ayudó a inscribir a los latinos en la historia; con optimismo, Javier Muñoz puede hacer lo mismo por nosotros, con un lápiz de color arco iris
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