Por supuesto que es muy pronto para decirlo. Pero el inicio de La Liga en España nos dejó boquiabiertos. 

Mientras Cristiano Ronaldo seguía recuperándose de la lesión sufrida en la final de la Eurocopa y Neymar marcaba el penalti decisivo que le daba la primera medalla de oro en unos Juegos Olímpicos a Brasil, sus respectivos equipos se deshacían con facilidad de dos rivales a priori complicados. El Barcelona le marcaba media docena al nuevo Betis que dirige el uruguayo Gustavo Poyet, recién venido del soccer inglés. El Real Madrid vencía con asombrosa facilidad en una cancha, la de la Real Sociedad, donde había sufrido lo indecible en años anteriores.

Entra Barça y Real anotaron nueve goles y recibieron dos. Solo una semana ha transcurrido en la competencia de la Madre Patria y los dos gigantes ya ocupan las dos primeras posiciones de la tabla, con sendos arranques impactantes. Mientras Neymar discutía con la torcida brasileña sobre si le reconocían sus méritos o no, las otras dos piezas del tridente barcelonista trinchaban una y otra vez al Betis. El charrúa Luis Suárez empezó donde lo dejó la temporada pasada, marcando tres goles. El argentino Leo Messi hizo dos más, certificando un genial partido. En San Sebastián, Gareth Bale se erigió en líder ante la ausencia de Cristiano, un rol que le va a costar recuperar al portugués en el equipo merengue, tras el recital del galés volador. En la primera jugada, Bale ya marcó su primer tanto y cerró la cuenta goleadora madrileña en las postrimerías del encuentro. El joven Marco Asensio volvió a ser su escudero, marcando el segundo gol madridista en una preciosa vaselina. La progresión de Asensio hace frotarse las manos a una directiva del Real Madrid que ha colocado sin pudor el cartel de Se Vende al colombiano James Rodríguez.

Sí, está claro, quedan todavía 37 jornadas, pero la aplastante superioridad de Real y Barcelona fue aún mayor si tomamos en cuenta los graves descalabros sustentados por aquellos equipos llamados a hacerles sombra esta temporada. 

El Atlético de Madrid, finalista en la Champions en dos de los últimos tres años y campeón de España en la campaña 2013-2014, se adelantó avanzada la segunda parte al Alavés, un equipo que militaba la temporada pasada en Segunda División, solo para ver cómo era alcanzado de forma cruel en el tiempo añadido. El Villarreal, cuarto clasificado el curso anterior, no pasó del empate (1-1) en Granada. El Valencia cayó en su feudo ante el vendaval de soccer ofrecido por Las Palmas (4-2). El Athletic de Bilbao perdió (2-1) en su desplazamiento a Gijón…

Entre los perseguidores naturales, únicamente cumplió el Sevilla, vencedor en un espectacular toma y daca, que concluyó con un abultado 6-4, del renovado Español de Barcelona. Pero no podemos olvidar que los andaluces ya sucumbieron ante Real y Barça en las Súper Copas europea y española, respectivamente.

En fin, por el bien de la liga y la emoción, esperamos que varios equipos puedan retar el dominio de Barcelona y Real Madrid este año. Pero por lo visto en la primera semana, podemos concluir que la gran mayoría de pasión y espectáculo vendrá en la férrea lucha que mantendrán ambos por la supremacía del soccer español. Quizá también del europeo, aunque eso es harina de otro costal.