No se han preguntado muchas veces por qué siguen el deporte? ¿Por qué un partido de soccer puede generarnos nervios previos, tensión y hasta paz una vez que concluye? 

Creo que el deporte es un bálsamo para sobrellevar la ajetreada vida diaria. Nos permite emocionarnos y vibrar, dejando a un lado los problemas que muchas veces atenazan nuestras mentes: laborales, familiares, personales… Pero el deporte también nos trae historias que nos alegran la existencia, gestas impresionantes de superación o esfuerzo que nos llevan también a nosotros a emprender retos para los que no pensábamos estar preparados. Mi tío José, por ejemplo, se dedicó a correr a hacer ejercicio físico, motivado por las imágenes de Rocky Balboa ascendiendo las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia. Desde entonces, ha corrido trece maratones y ha cruzado a nado en seis ocasiones la bahía de Acapulco. 

En los diez últimos días, una impresionante historia de superación a acaparado los principales comentarios de la prensa y la atención de los aficionados, por encima de la lesión de Leo Messi, la sustitución de Cristiano Ronaldo, el liderato en la Premier del Manchester City o los problemas que sufre en Francia el Paris Saint-Germain. La historia de Fabio Pisacane, un defensa nacido en Nápoles, que ha debutado en Primera División a la edad de 30 años. Con este dato, la gesta parece importante, pero no para copar la atención del soccer europeo. Lo más impresionante de la historia de Pisacane es que lo hizo después de superar el Síndrome de Guilliam-Barré, una enfermedad que paraliza el sistema nervioso y que lo postró hasta un estado de coma.

Siendo apenas un adolescente de 14 años, el jugador napolitano se quedó sin movimiento muscular un día cuando iba a entrenar. El pronóstico era muy grave. Primero se temió por su vida. Después, los médicos le dijeron que no podría volver a caminar. Por descontado, el deporte del balón se había acabado para él…

Sin embargo, Pisacane no dejó jamás de luchar. Salió del coma, dejó el hospital y comenzó una pugna enorme, sin perder la motivación cuando veía que sus compañeros cumplían su sueño de alcanzar la élite del soccer. A partir del año 2004, comenzó a rotar por muchas divisiones inferiores de las diferentes ligas italianas, hasta que en 2015 fue contratado por el Cagliari, equipo que en aquel momento militaba en la Serie B. La escuadra de la capital de la isla de Cerdeña arrasó la temporada pasada, ganando el campeonato y el ascenso a la máxima categoría.

Tras estar tres jornadas sin jugar, Pisacane por fin recibió la oportunidad de debutar en la Serie A en un partido en casa contra el Atalanta. El Cagliari ganó por un contundente 3-0 y el defensa estuvo en el campo durante 79 minutos, en los que recibió una tarjeta amarilla de amonestación.

La conferencia de prensa posterior al encuentro es de aquella que jamás se olvidarán. Pisacane balbuceó: 

“Nunca me he rendido. Ni siquiera un segundo. Jamás lo haría”.

El jugador no pudo terminar y un periodista, emocionado, micrófono en mano, sabiamente concluyó:

“La gran enseñanza que podemos sacar de esta historia es que el deporte es, ante todo, humano”.

Y siempre lo será.