Dos años como titular en el Málaga sirvieron para que Isco destacara como una de las promesas más firmes del fútbol español. Su segunda campaña culminó con un colofón sensacional: conducir a España a conquistar el campeonato europeo Sub-21 celebrado en Israel. Los grandes equipos entraron en la puja por hacerse con sus servicios y el 27 de junio de 2013 el Real Madrid anunció un acuerdo con el joven jugador.

A pesar de haber llegado como una gran promesa, el camino hasta el éxito en el club blanco no ha sido fácil para Isco. En el Madrid tienen prioridad los extranjeros por los que el equipo que preside Florentino Pérez ha pagado ingentes sumas económicas. Así, el malagueño quedó relegado al banquillo, no cabiendo en el ataque de un conjunto en el que eran titulares por decreto los delanteros Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Gareth Bale. Isco asumió el papel de revulsivo, de ese jugador suplente que salta al campo para darle un giro al partido cuando las cosas no van bien. De esta manera, su participación en la final de la Champions League jugada en Lisboa en 2014 fue fundamental. El mediocampista entró al terreno de juego con el Real perdiendo 1-0 ante el Atlético. Los blancos forzaron la prórroga con un gol in extremis de Sergio Ramos y acabaron imponiéndose, 4-1, en los dos periodos añadidos.  Dos años después, en Milán, más de lo mismo. Isco volvió a entrar al campo en la segunda mitad (esta vez con el partido igualado a 1) y el Real terminó imponiéndose en la tanda de penaltis al Atlético.

Tras tres temporadas sin ganarse la titularidad, muchos apuntaban que el futuro del crack malagueño estaba fuera de la capital de España. Sin embargo, la prolongada lesión sufrida por Bale en la presente campaña abrió un hueco para que Zinedine Zidane pudiera dar entrada a Isco. El entrenador francés ha optado por cambiar el sistema de juego, pasando del clásico 4-3-3 a un 4-4-2 en el que Isco despliega su magia en el medio campo, acompañado de Casemiro, Luca Modric y Toni Cross. En la liga española que el Real está a tres victorias de conquistar por primera vez en cinco años, el malacitano ha establecido un récord personal con diez goles. En la Champions League, donde el Madrid está a una victoria de convertirse en el primer equipo en repetir título bajo el nuevo formado, Isco ha sido la gran estrella del medio campo, papel corroborado con el gol clave que le dio el pase esta semana a la final, doblegando de nuevo al Atlético. 

La explosión de Isco ha llegado también a la selección española. Después de ganar una Copa del Mundo y dos Copas de Europa de forma consecutiva, La Roja ha hecho un papel muy pobre en las dos últimas competiciones internacionales, no quedando entre los ocho mejores ni en Brasil 2014 ni en Francia 2016. Ahora, la selección que entrena Julen Lopetegui va viento en popa hacia el Mundial de Rusia 2018, teniendo a Isco como a su gran líder y organizador en el centro del campo.

La opinión pública no suele equivocarse. La afición del Real Madrid estaba molesta ante una posible marcha de Isco a otro equipo. Zidane, inteligentemente, se hizo eco de ese clamor popular dando al fin entrada en su once titular al mago de Málaga. Los blancos están expectantes por ver hasta dónde puede llegar el genial centrocampista y toda España espera ya con ansia el 2018, año en el que Isco puede confirmarse en Rusia como uno de los mejores jugadores del mundo.