[OP-ED]: He invitado a mis amigos a jugar
Me gustaría que ese artículo pudiera arrugarse en forma de bola por si mismo y dispararse contra las cabecitas de todos aquellos que votaron a Donald Trump en las pasadas elecciones. Quizás un pequeño golpe en la sien les haría reaccionar. ¿Pero en qué pensaban? No sé dan cuenta de lo que han hecho?
Me gustaría que ese artículo pudiera arrugarse en forma de bola por si mismo y dispararse contra las cabecitas de todos aquellos que votaron a Donald Trump en las pasadas elecciones. Quizás un pequeño golpe en la sien les haría reaccionar. ¿Pero en qué pensaban? No sé dan cuenta de lo que han hecho?
Han conseguido que en menos de dos días tome el poder de la Casa Blanca un multimillonario y empresario de casinos frustrado que ha manifestado abiertamente sus ideas nacionalistas, xenófobas, machistas; que se codea con Putin, menosprecia a la prensa y cree que el cambio climático es un cuento chino. Y por si fuera poco, ha invitado a sus amigos ricachones y afines a sus ideas a gobernar junto a él. Bienvenidos a la nueva Administración Trump.
Empecemos por Rex Tillerson, jefe del gigante petrolero Exxon Mobil y amigo de Putin, elegido por Trump para ser el Secretario de Estado. No tiene experiencia política, pero gracias a su cargo directivo en Exxon tiene contactos en todo el mundo. Contactos como el presidente ruso, que en 2013 le concedió la Orden de la Amistad de su país. La cercanía de Tillerson con Putin ha puesto los pelos de punta a los miembros del Senado, especialmente durante las últimas semanas, en que los servicios de inteligencia de Estados Unidos han confirmado que Moscú está detrás de los ciberataques a la campaña electoral americana que pudieron ayudar a la victoria de Trump.
Quizás tengamos suerte y Tillerson se calme. Durante su segunda audiencia de confirmación de cargo ante el Senado, el futuro jefe de la diplomacia americana reconoció que la actitud de Moscú es “peligrosa” pero que hay que continuar con el diálogo.
Tillerson también ha querido distanciarse de la posición negacionista de Trump ante el cambio climático, admitiendo que el calentamiento global pone ciertos riesgos. Su vinculación con una de las mayores petroleras del mundo no indican que tenga mucho interés en reducir las emisiones de carbono del planeta. Y si no cuidamos del medioambiente y el planeta se muere, poco importa si se construyen muros anti-inmigrantes o se toman medidas antiglobalización. El cambio climático es un multiplicador de pobreza y éxodos migratorios.
En esta línea, el otro nombramiento de Trump que más me molesta es el de Scott Pruitt como responsable de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA). La comunidad científica no sale de su asombro por la elección para el cargo de este abogado que hasta ahora era fiscal general de Oklahoma y que se toma el cambio climático como una broma. Desde 2011 ha presentado más de una decena de demandas contra la EPA; por ejemplo, apoyando a la industria del fuel en contra del Plan de Energía Limpia de la Administración Obama. Entre los demócratas y los activistas se cuestiona la sintonía de Pruitt con la industria petrolera y del gas.
Negar el cambio climático es negar la ciencia. Y esta filosofía también la comparte la nueva secretaria de Educación, la también multimillonaria Betsy deVos. Activa defensora del sistema de escuelas concertadas, DeVos es además una fundamentalista Cristiana con un largo historial de oposición a la Ciencia, informó en diciembre The New Yorker. En Chicago, la familia DeVos ha donado dinero a una fundación Pro-Vida, lo que hace pensar que con ella a la cabeza de la educación pública podría poner en peligro la enseñanza de temas clave como el aborto, la teoría de la evolución o los avances en biotecnología.
En resumen, una nueva Administración que es enemiga del planeta, de la globalización, la Ciencia y la diversidad cultural – en el gabinete Trump no hay ningún Latino prominente. Apaga y vámonos.
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