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Josh Shapiro, para Fiscal General del estado de Pensilvania, Katie McGinty merece ser nuestra Senadora
 

[OP-ED]: Endoso Editorial AL DÍA “No más atole con el dedo…”

Por un lado, el pasado 2 de octubre vimos cómo el principal diario del país, el New York Times, rendía honores a todos los ciudadanos estadounidenses de origen…

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Fue un hombre de un barrio Hispano de Chicago quién resumió en una frase el sentimiento que comparten hoy los Latinos, justo una semana antes de que sea elegido el nuevo presidente de Estados Unidos, y después de una larga campaña electoral que les ha convertido no solo en el centro, sino también en el extrarradio de este debate nacional:   “¡Estamos cansado de todo esto!”, “No queremos más atole con el dedo...” 

Por un lado, el pasado 2 de octubre vimos cómo el principal diario del país, el New York Times, rendía honores a todos los ciudadanos estadounidenses de origen Latino, para rogarles  explícitamente - incluso en español- que participen en estas elecciones tan cruciales y que, por favor, decidan su resultado. 

Por otro lado, hemos visto al candidato Republicano referirse a los Latino-estadounidenses con todo tipo de insultos ofensivos, desde “violadores” a “traficantes de drogas”, simplemente para formar su propia coalición electoral a costa de una silenciosa comunidad de 65 millones de residentes en este país que no disponen de medios suficientes para contraatacar el veneno que emanan sus viciosos excesos verbales. 

No existe ninguna “liga antidifamación” para ir en su contra, ni tampoco un medio de comunicación que se atreva a desafiar su irresponsable verborrea, que ha terminado polarizando al país entero. 

En tercer lugar, tenemos a una candidata Demócrata que no se ha inmutado ante estos ataques despiadados, que ha permanecido silenciosa a la hora de defender a la fiel base de votantes demócratas Latinos de las acusaciones de su contrincante  Republicano, pero que hemos visto que no se corta un pelo a la hora de contestarle agresivamente en muchos otros temas, como por ejemplo, en sus conocidos abusos contra las mujeres. 

“Más atole con el dedo”, no más.

Parece que finalmente el escenario ya está preparado para que los Latinos hablen a través del último medio que les queda: 

Ir a votar en manada el día de las Elecciones y conseguir que su voz se escuche en las urnas, el gran ecualizador de la sociedad Americana, el único lugar que puede volver a corregir el desequilibrio provocado por una campaña claramente sesgada en contra de la comunidad Latina de los EEUU.

Los Latinos arrastran la frustración de haber confiado en Barack Obama, de haberle apoyado y ayudado a ganar las elecciones, cuando él prometió “reformas electorales el primer año”. Siete años después, no se ha aprobado aún ninguna reforma de la ley de inmigración, y tres millones de Latinos han sido expulsados del país bajo su mandato, superando la cifra de su predecesor, George W. Bush, que presume de haber deportado “solamente a 2 millones”. 

Obama, “el deportador en jefe”. Con este apodo se refiere Janet Murguía, presidenta del Consejo Nacional de La Raza (NCLR), a su antiguo amigo, el  presidente de Estados Unidos. 

La cuestión más importante para los Latinos ahora es: “¿Cómo me acerco a las urnas en las próximas elecciones?”

Solo tenemos una cosa muy clara: No podemos quedarnos en casa…

Puede que los Latinos suframos hoy del llamado “agotamiento del votante”, tras la colección de promesas rotas por parte del partido que defiende ser el que mejor representa nuestros intereses, el Partido Demócrata, que siempre ha tomado por garantizado nuestro voto, y lo ha hecho otra vez más en estas elecciones de 2016.  

Puede que los Latinos también suframos hoy de la “exasperación del votante”, tras la campaña de un candidato Republicano que se ha empeñado en señalarnos con el dedo y demonizarnos para movilizar a una base de votantes, en su mayoría americanos blancos y con escasa educación, según encuestas del Pew Research Center y  la National Asian-American Survey citadas el pasado domingo por el NYTimes. 

 “Tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe”: esta oleada de votantes, que crece a un ritmo de un millón de personas al año, se prepara para sacar músculo el día de las elecciones. 

Es obvio que no queremos a Donald Trump. 

Hillary Clinton, por contra, solo nos ofrece la esperanza que despiertan algunos nombres  que la rodearán en caso de que se convierta en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos.  

Entre ellos, Tim Kaine, su segundo de a bordo, candidato a la vicepresidencia. Kaine entiende a los Latinos más que ningún otro en la cúpula directiva de los Demócratas, gracias a sus años de formación en Honduras, viviendo entre los pobres. Más que su dominio del idioma español, Kaine comprende el drama de la comunidad Latina de EEUU, que siempre le ha respaldado en agradecimiento por el buen trato recibido cuando era gobernador del estado de Virginia. 

También está Ken Salazar, ex senador por Colorado y Secretario de Interior de la Administración Obama, a quién Hillary Clinton ha designado para liderar su equipo de transición en la Casa Blanca. 

Las esperanzas de que la administración Clinton tenga en cuenta los principales problemas que conciernen a la comunidad Latina de Estados Unidos dependen pues de un puñado de nombres que oscilaran en la órbita de la posible nueva Presidenta.  

Por este motivo, respaldamos a Hillary Clinton para ser Presidenta de los Estados Unidos. 

Katie McGinty merece ser nuestra Senadora

Katie McGinty cree que en los últimos años, las familias que han trabajado duro para salir adelante no han recibido a cambio el ascenso que se merecen. McGinty cree que para cambiar esta situación hay que empezar por subir el salario mínimo a $15 la hora. Otro punto destacado de su programa es su compromiso con llevar a cabo una reforma completa de la ley de inmigración, que con el tiempo sirva para allanar el camino para conseguir la ciudadanía. 

McGinty cree que Pensilvania necesita diversificar más sus recursos energéticos. Sus planes implican la creación de puestos de trabajo con remuneraciones más elevadas en la manufactura e instalación de estas energías limpias.  

Katie McGinty tiene un plan muy claro para lograr que los ciudadanos de Pensilvania vuelvan a tener empleo, así como para asegurar que los inmigrantes obtengan la parte justa del Sueño Americano, y que todos vivamos en un estado más limpio y verde. Por estos temas tan importantes AL DÍA ha decidido respaldar a la futura primera mujer Senadora del Estado de Pensilvania, Katie McGinty.

Josh Shapiro,  para Fiscal General del estado de Pensilvania 

Dos candidatos altamente cualificados tienen la esperanza de ser elegidos la semana que viene para dirigir la antigua y corrupta Fiscalía del Estado. Ambos son funcionarios del Condado de Mongomery,  el senador Republicano John Rafferty, y el Administrador jefe del Condado de Montgomery, el Demócrata Josh Shapiro.

A pesar de que Rafferty tiene una larga experiencia larga política, el hecho de haber sido calificado con una “A” por la National Rifle Association (NRA) es un factor negativo en una ciudad como Filadelfia, que necesita una legislación más estricta sobre el uso de armas de fuego para para combatir la violencia armada en sus calles.  Además, Rafferty ha apoyado a la NRA para que pueda demandar a los municipios que limitan el control de armas de fuego.  

Por el contrario, Shapiro tiene planeado fortalecer la Unidad de Trabajo contra la Violencia con Armas de Fuego (Gun Violence Task Force) y reforzar las medidas contra la violencia armada. Shapiro no solo se ha comprometido personalmente a endurecer el control de armas, sino que también se ha comprometido a luchar contra la mentalidad racista y misógina que, según él, ha permeado en la Fiscalía del Estado.

La exhaustiva manera con que Shapiro pretende abordar el problema del control de armas, su empeño en restablecer la confianza pública en la Fiscalía General,y su compromiso por combatir de forma creativa la adición a los opioides, le convierten en la opción más lógica para merecer el respaldo de AL DÍA en su candidatura a Fiscal General del Estado.