To fill it and willing

To bring teacups and roll away headaches

And do whatever you tell it.

Will you marry it?

It is guaranteed

To thumb shut your eyes at the end

And dissolve of sorrow.

We make new stock from the salt.

I notice you are stark naked.

How about this suit…

Sylvia Plath – El Candidato

Emmeline Pankhurst, Wilhelmina Drucker, Louise Weiss, Hoda Shaarawi, Voltairine de Cleyre, Victoria Woodhull, Simone de Beauvoir, Carol Hanisch, Gloria Anzaldúa, Bell Hooks, Cherríe Moraga, Amelia Jones, Julia Kristeva, Helene Cixous, Meera Nanda, Virginia Woolf, Billie Holiday, Dolores Ibárruri. Todas estas mujeres representan un siglo de luchas por la igualdad, por los derechos comunes, por el respeto y por la supervivencia. Todas ellas se vieron a sí mismas como iguales frente al género al mando. Ellas concibieron un mundo en el que los genitales no fueran una característica definitiva en el desarrollo del individuo.

Cien años se dicen fácil, pero históricamente representan un suspiro. Fue tan sólo ayer cuando aquellas mujeres estaban habituadas a ser un objetificadas por sus maridos y por el hombre común de la calle, cuando esas mujeres no podían elegir a sus representantes públicos y cuando las niñas eran criadas para servir y no para crear ni para ser quienquiera que quisieran ser.

Esto pareciera ser lo que la historia nos cuenta, pero la realidad es angustiosamente diferente. Cuando el Washington Post publicó el vídeo donde el Candidato Republicano Donald Trump hablaba de manera repugnante sobre sus beneficios como una “figura famosa”, la lucha feminista entera fue tirada por la borda.

Durante su conversación con Billy Bush, Trump se refería al cuerpo femenino como un objeto de consumo, objetos inanimados diseñados sólo para el entretenimiento masculino y que pueden ser tomados como se guste, incluso “por la entrepierna”.

Las posturas misóginas del señor Trump no son un secreto: desde su historial de supuestas agresiones sexuales hasta sus intentos por coleccionar mujeres hermosas en certámenes de belleza, siempre se ha relacionado con las mujeres en un tono de superioridad de género, transformándose a sí mismo en la evidencia de la vigencia del machismo en el siglo actual.

¿Qué tan peligroso sería permitirle a tal personaje tomar las riendas de uno de los países más poderosos del mundo? ¿Estamos dispuestos a rendirnos y a perder todos los logros de la lucha feminista? ¿Es este el ejemplo que queremos para nuestros hijos?

A todas las mujeres y hombres allá afuera: la lucha no ha terminado, la lucha apenas comienza. Llamemos la atención sobre los más simples diálogos, ayudemos a nuestros hijos a darse cuenta del poder de la palabra y el efecto que pueden tener los discursos agresivos como el de la violación. Demos el ejemplo y enseñemos a cada uno de nuestros hermanos y hermanas a respetar al ser humano sin importar su género. Démosle a nuestras niñas el empoderamiento que necesitan para salir a la calle y saber que merecen respeto.

Ya no estamos hablando de feminismo…. Es ahora cuando hablamos de humanismo.