"Lo que Puerto Rico, y nuestra comunidad necesita no son rollos de papel toalla"
La ex embajadora de Estados Unidos en El Salvador, Mari Carmen Aponte, se arriesga a las elecciones presidenciales de 2020.
Temprano en la década de los 70’s yo era estudiante en la Escuela de Derecho de la Universidad de Temple. Carecía Philadelphia de abogados puertorriqueños y la comunidad estaba marginada.
La disparidad entre las comunidades puertorriqueñas y el resto de los ciudadanos era palpable. Uno de los primeros proyectos en los cuales ingrese mientras todavía era estudiante, fue identificar niños puertorriqueños clasificados como discapacitados porque no conocían el idioma inglés. El resultado fue una serie de casos donde las cortes federales ordenaron a varios estados proveer educación bilingüe a estos ciudadanos, recién llegados de Puerto Rico.
La verdad completa de la situación de los puertorriqueños es que no importa si nacimos en la isla o en los Estados Unidos, nacimos ciudadanos americanos.
Esto es un hecho hace más de 100 años, cuando en el 1918, el Congreso federal, a través del Acta Jones, concedió la ciudadanía a los puertorriqueños que residían en la isla y sus descendientes. Desde entonces, hemos servido en todas las guerras donde los Estados Unidos ha participado. Pero la comunidad nuestra, después de ese siglo, sigue estancada sin buen acceso a la clase media.
Durante los últimos tres años nuestra comunidad ha perdido beneficios fundamentales.
Por ejemplo, el gobierno actual pretende deshacerse y eliminar el seguro de salud gubernamental habilitado por la administración Obama-Biden. Mejor conocido como ACA, este seguro cubre condiciones pre-existentes de salud. Esta eliminación de ACA está contemplada por la administración Trump ante un caso pendiente en la Corte Suprema de los EEUU y sería una gran desventaja para nuestra comunidad. Con la alta incidencia en nuestra colectividad de condiciones subyacentes como diabetes, alta presión y obesidad, cualquier complicación de una enfermedad podría causar que el seguro pueda negar cobertura. Esto podría llevar los afectados a la ruina financiera.
Pero esto no es lo único que hemos sentido, hemos visto como la presente administración desmantela programas y políticas que ahogan nuestra comunidad y resta beneficios a los cuales todos los ciudadanos tenemos derecho.
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A los colegas puertorriqueños les menciono que la fuerza política está en nuestro voto. En los Estados Unidos tenemos absolutamente todos los derechos de inscribirnos y votar. Cada uno de nosotros tenemos el poder de hacer una gran diferencia, especialmente en un estado como Pennsylvania, donde los márgenes de victoria en el pasado han sido estrechos. Todos y cada uno de nuestros votos es importante. A esta regla no hay excepciones.
Pero además de demostrar que con nuestro voto vamos a defender a nuestra comunidad, hay otra razón que hace esta acción extremadamente importante.
Debemos y tenemos la obligación de enviar la señal a nuestros gobernantes y conciudadanos que somos una comunidad con voz fuerte, sólida y potente. Tenemos que enviar el mensaje claro y contundente que contamos, que los dirigentes tienen que responder con políticas que ayuden a la comunidad de ciudadanos que los elije a prosperar y crecer como lo que somos: electores que contribuimos a la prosperidad de todo el país.
Lo que Puerto Rico, y nuestra comunidad necesita no son rollos de papel toalla, lo que necesitamos es dirigentes responsables que nos aseguren mejor acceso a servicios de salud, acceso a educación que prepare a nuestra comunidad para los trabajos de una economía del siglo 21, acceso a las urnas para votar por el candidato que mejor pueda atender nuestras necesidades diarias.
Jamás pensé que casi 50 años más tarde, después de mis días de estudiante, todavía me encuentre convenciendo a los americanos que los puertorriqueños son con-ciudadanos. Necesitamos un Presidente que entienda esa verdad fundamental sin tener que recordárselo. Por eso, en noviembre, yo votare por Joe Biden.
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