Niños esclavos
Iqbal Masih, niño pakistaní de seis años, fue cedido por su padre a un fabricante de alfombras a cambio de un préstamo de 600 rupias ($12 Dólares) para cubrir…
Iqbal Masih, niño pakistaní de seis años, fue cedido por su padre a un fabricante de alfombras a cambio de un préstamo de 600 rupias ($12 Dólares) para cubrir los gastos de boda de su hijo mayor. Encadenado al taller y golpeado en ocasiones fue obligado a realizar jornadas laborales de más de 12 horas diarias.
Las manos del niño estriadas por grietas jamás cicatrizadas a fuerza de manejar hilos y utensilios cortantes en pocos meses parecían las de un viejo campesino. Las posiciones en el trabajo le habían impedido crecer normalmente, la tos seca provocada por la inhalación masiva del fino polvo de las fibras sacudía su cuerpo huesudo: raquitismo crónico agravado por la mala circulación sanguínea; un niño pequeño con físico de viejo. Ese es el calvario de legiones de niños explotados aún hoy en muchos países del mundo.
En la antigua India, la Casta de los Intocables llevaba como una cruz el peso de las costumbres ancestrales. Las familias más pobres realizaban sacrificios inhumanos: el hijo mayor debía casarse para asegurar una honorable descendencia, y era necesario contar con al menos 1000 rupias para conseguir una novia. El hermano mayor de Iqbal tenía 22 años, y era urgente celebrar la boda. El niño fue vendido a la fábrica de alfombras y permaneció varios años en esclavitud para cubrir los intereses de la deuda de su padre. Encorvado por el peso de la carga, su estatura era comparable a la de un niño de cuatro o cinco años.
En ese Pakistán feudal donde los más pobres no tienen más que sus brazos y los de sus mujeres e hijos para comer y vivir, el hecho de que unos padres piensen en vender a un hijo pequeño para permitir a otro de sus vástagos fundar un hogar que perpetúe el apellido era algo corriente. Los padres de Iqbal sabían que podían obtener el tradicional 'paishgee' –un préstamo en el que las futuras generaciones eran vendidas a cambio de una cantidad que se devolvía a través del trabajo–, éste se convertía en esclavitud por los altísimos intereses que el prestamista exigía, que eran impagables. Para los obreros asalariados desprovistos desde hacía varias generaciones de sus tierras ancestrales, los 'paishgee' conseguidos gracias a la venta de los hijos, significaba un desahogo a corto plazo y la desdicha perpetua. Millones de personas a lo largo de los siglos se han convertido al cristianismo para escapar del oprobio de pertenecer a las castas inferiores en la India.
A los diez años Iqbal se escapó de la fábrica y escuchó lo que se decía en un mitin de Derechos Humanos. Aunque era un niño pequeño, cuando participó en el mitin sorprendió a todos con su sonora voz, inteligencia y pasión por la justicia, cautivando especialmente a los miembros del Frente de Liberación del Trabajo Forzado. Ellos le consiguieron la libertad de la fábrica a través de una conmovedora campaña, y él se convirtió en un activo luchador contra el trabajo cautivo.
Iqbal se dedicó a denunciar la situación de esclavitud en que vivían muchos otros niños de su país con el apoyo del sindicato Bhatta Mazdoor Mahaz. Despertó la ira y cólera de los dueños de las fábricas de alfombras y, a pesar de las amenazas de muerte por su activismo, siempre rechazó la escolta policial para trasladarse de un lugar a otro que el sindicato de trabajadores le ofrecía. Expresó su deseo de ser abogado para defender mejor su causa, la campaña contra la esclavitud infantil en Pakistán. Visitó Suecia, Estados Unidos y otros países.
Un día de primavera en 1995 mientras iba en bicicleta fue asesinado de un disparo; la mafia de las alfombras fue acusada del brutal crimen. En su memoria se instituyó el 16 de Abril como el Día Internacional Contra la Esclavitud Infantil. En la ciudad de Almería, en memoria de los millones de niños esclavizados en todo el mundo, en la Plaza Principal se develó una estatua; en la placa se lee: IQBAL MASIH, 16 de abril de 1995. NIÑO DEFENSOR DE LOS ESCLAVOS INFANTILES (1983-1995).
Iqbal, esclavizado en una fábrica de alfombras, se ha convertido en el símbolo de la lucha contra la explotación infantil en el mundo.
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