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Netanyahu falla a sí mismo y a Israel

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Netanyahu 
falla a sí mismo y a Israel

El predecesor
inmediato de Netanyahu, Ehud Olmert, dijo en un discurso ampliamente difundido
al parlamento israelí (Knéset) en el año 2008: "Debemos renunciar a los
vecindarios árabes en Jerusalén y retornar al centro del territorio que
constituye el estado de Israel con anterioridad a 1967, con pequeñas
correcciones dictaminadas por la realidad creada en ese entonces."  Olmert, un hombre con una reputación de
línea dura, dijo que eso significaba que Israel se quedaría con el 6 por ciento
de Cisjordania –los principales asentamientos– y renunciaría a la tierra en otros
lugares.  Esta fue también la
posición de Ehud Barak, primer ministro de Israel a finales de la década de
1990.

A través de
ciertas declaraciones el presidente Bush y la Condoleezza Rice dejaron claro
que la administración de Bush se mantuvo en una posición similar.  En el año 2008 George W. Bush expresó:
"Pienso que cualquier acuerdo de paz entre ellos requerirá ajustes de común
acuerdo con los lineamientos del armisticio de 1949 para reflejar las
realidades actuales y asegurar que el estado palestino es viable y contiguo."  (Los lineamientos del armisticio de
1949 es otra manera de decir las fronteras de 1967).

O consideren esta
declaración de noviembre del año pasado: "Estados Unidos cree que a través de
negociaciones de buena fe, las partes pueden ponerse de acuerdo en un resultado
que ponga fin al conflicto y reconcilie el objetivo palestino de convertirse en
un estado independiente y viable, basado en los lineamientos de 1967, con
permutas acordadas, y el objetivo israelí de ser un estado judío con fronteras
seguras y reconocidas que reflejen los acontecimientos posteriores y cumpla con
los requisitos de seguridad israelíes." 
Esta declaración no es de Obama, ni Bush ni de Rice, sino que fue
emitida conjuntamente por la secretaria de Estado Hillary Clinton y Netanyahu
el 11 de noviembre de 2010.

Ahora Netanyahu
dice que cualquier debate sobre las fronteras de 1967 es traición a la patria y
que las nuevas fronteras deben reflejar "cambios dramáticos" desde ese
entonces. Por tanto, la posición de un primer ministro israelí ha pasado de
"pequeñas correcciones" a "cambios drásticos".  Al parecer, la disputa de Netanyahu es consigo mismo.  Sin embargo, ¿tenemos que pensar que es
Obama quien ha cambiado la política?

            ¿Por
qué Netanyahu convirtió lo que era en el mejor de los casos una diferencia
menor en una gran confrontación? ¿Ayuda a la seguridad de Israel o por el
contrario lo fortalece para avivar las tensiones con su aliado más fuerte y
gran benefactor? ¿Fomenta este comportamiento la resolución de los problemas de
Israel?  No, pero ayuda a Netanyahu
a buscar apoyo en su casa y mantener su frágil coalición.  Y mientras Bibi puede sonar como
Churchill, Netanyahu actúa como un jefe local de distrito, mucho más interesado
en mantener su puesto que en aprovecharlo para asegurar el futuro de Israel.

            El
cambio real y noticioso en la política de Estados Unidos fue que Obama
condenara públicamente la estrategia palestina para obtener el reconocimiento
como estado por parte de la Asamblea General de ONU en setiembre.  También cuestionó el acuerdo entre Al
Fatah y Hamás.  Obama hizo suya la
idea de un estado palestino desmilitarizado, una demanda que Israel ha hecho en
los últimos años.  En lugar de
agradecer a Obama por esto, Netanyahu crea un enfrentamiento público para
obtener aplausos en su hogar.

            Las
referencias de Netanyahu a lo "insostenible" de las fronteras de 1967 lo
muestran como sumido en un mundo que ha desaparecido.  La principal amenaza para Israel hoy día no proviene del
ejército palestino. Israel tiene el ejército y la economía más fuertes de la
región, junto con un arsenal de armas nucleares.  Las principales amenazas a Israel provienen de las nuevas
tecnologías – cohetes, armas biológicas – y la demografía.  Se duda menos de su existencia física
que de su existencia demográfica debido a que continúa gobernando a millones de
palestinos en condiciones de servidumbre – sin derecho a voto ni tampoco a un
país.

            El
camino para resolver el conflicto palestino-israelí ha sido claro por 20
años.  Israel podría ceder la mayor
parte de las tierras que conquistó en la guerra de 1967 a un estado palestino,
quedándose con  los principales
bloques de asentamientos.  A
cambio,  obtendría una serie de
medidas diseñadas para proteger su seguridad.  Es por eso que el proceso se llama tierra por  paz.  El problema es que Netanyahu nunca creyó en el proceso de
tierra por paz.  Su estrategia ha
sido la de poner obstáculos, crear confusiones y esperar afuera. Pero un día
habrá paz sobre las líneas fronterizas de las que se ha hablado durante 20
años. Y Netanyahu será recordado sólo como una persona anterior a la persona
que hizo las paces, como una coma en la historia.

© 2011, The Washington Post Writers Group