Manos mexicanas
Profesionistas en Diseño en varias universidades efectúan un trabajo de campo en los principales centros artesanales del país, y hacen uso de su creatividad e…
Profesionistas en Diseño en varias universidades efectúan un trabajo de campo en los principales centros artesanales del país, y hacen uso de su creatividad e imaginación para actualizar a nivel de exportación la calidad de nuestras tradicionales artesanías.
Es posible observar a diario en los mercados y centros de abasto de las grandes ciudades de México a tres generaciones trabajando juntas: abuelas, madres e hijas. Ganan la vida hilando hermosos tapetes de intrincadas figuras geométricas, fieles reproducciones de aquellos tapetes elaborados por sus antepasados siglos atrás. Los únicos instrumentos que utilizan para tejer son unas tablas, los hilos de colores, y sus manos: lo necesario para efectuar un trabajo de precisión y de increíble belleza.
El trabajo social de las profesionistas en Diseño consiste en adecuar la presentación y el producto artesanal mexicano a los gustos y preferencias del consumidor internacional. Para ello es preciso modificar los colores de los hilos que se utilizan en los tapetes: es difícil combinar nuestro colorido artesanal —rojo, verde, púrpura, naranja, etc.— con el decorado de las residencias de los habitantes del primer mundo. Aunque es imprescindible conservar los brillantes colores típicos de nuestro legado cultural y siguen siendo el sello indígena tradicional, sin embargo, paralelamente deberán introducirse los colores pastel y las dimensiones actualizadas para competir en el mercado internacional. (Los países orientales ya han substituido ––para fines de exportación— los colores tradicionales de la época imperial: oro, naranja y negro, por colores verde menta, durazno, lila, etc.) Lo mismo es aplicable a las piezas de cerámica y vajillas.
En las prendas de ropa artesanal bordada a mano, las
Diseñadoras han elaborado patrones con nuevos diseños en diferentes estilos, y han 'universalizado' las tallas, atendiendo a las exigencias de la moda actual que requiere mayor comodidad y libertad de movimiento. Aunque los bordados están hechos a la perfección por manos diestras y delicadas, los hilos y telas que utilizan para tan ardua labor deberán estar a prueba de lavado. Además, los manteles y servilletas deshilados deberán cumplir con las medidas internacionales para poder ser comercializadas.
Las jóvenes y entusiastas Diseñadoras se han comprometido a ayudar a las artesanas a presentar los artículos de exportación en vistosos empaques para competir en el mercado mundial. Los artículos HECHOS EN MÉXICO POR MEXICANOS, diseñados por cerebros mexicanos, financiados por bolsillos mexicanos, y creados por las manos mágicas de México, mejorarán las condiciones de vida de los que trabajan, así como de los que invierten en su producción.
Halagada por la asesoría gratuita de las Diseñadoras, una de las artesanas sorprendió a éstas al construir ingeniosamente una cerquita de carrizo entretejido con estambre en los nuevos colores pastel. Dos hileras de ladrillo sostenían la improvisada cerca que delimitaba su minúscula área de exposición en el mercado. Sobre los ladrillos la artesana había colocado geranios en flor, cultivados en latas de cerveza recién pintadas. Tanto el carrizo, los ladrillos, como las 'macetas' reproducían los colores pastel del estambre. En el centro del diminuto e inmaculado recinto, había colocado un caballete fabricado en casa, utilizando los mismos colores, para exponer el muestrario de tapetes en existencia. Ingenio mexicano cien por ciento. Y sin ir a la universidad.
En el mercado tejen abuela, madre e hija. La hija se sienta a descansar en un cajón en los que se empaca el tomate; saca de su mochila una computadora portátil y busca compradores para los tapetes y ropa que la familia produce. Las Diseñadoras le han mostrado los contactos en Internet para promocionar sus productos. La hija estudia en la preparatoria nocturna, y ganó su laptop en un concurso de literatura. Ama lo que la abuela y la madre hacen con las manos y ama también a su patria: no quiere que se pierdan los diseños de los tapetes elaborados siglos atrás por sus antepasados indígenas.
Afuera del mercado el mundo ruge; helicópteros militares van y vienen, se escuchan algunas detonaciones, los hombres viven o mueren. En todo ese ruido, toda esa furia, y en esas erupciones, el país se incendia, se desgarra para renacer, mientras ellas, sin perder la fe y la esperanza, continúan hilando productos Hechos en México, por mexicanos.
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