El cuidado de caballos y la jardinería son
dos industrias al servicio de los acaudalados y de la alta clase media
estadounidense.

¿Quién más puede mantener caballos pura
sangre de un millón de dólares?

¿Cuántos en nuestra autosuficiente sociedad
estadounidense pueden solventar el lujo de contratar jardinería profesional?

Aún así ser afluente, aún al extremo, no implica
estar deseosos de pagar el costo de sueldos decentes, impuestos del seguro
social, condiciones de trabajo dignas, o si fuera necesario, la obtención de
visa para extranjeros, todos estos costos están ligados con trabajos que hacen
posible los lujos.

Existe una fórmula para eliminar la molestia
de tener que pagar salarios decentes y el tiempo que consume el trato con otros
seres humanos.  La fórmula que cual
pioneros emplearon los ricos, las corporaciones, y hoy la clase media
estadounidense, es la subcontratación.

Pasado el umbral del millón de dólares de
ingresos personales al año, ya no es cuestión de cómo solventar los lujos.  La búsqueda de atajos es cuestión de
cómo acumular más riqueza por la sola codicia.  Subcontratar es la fórmula perfecta.

Uno de tales millonarios es Lou Dobbs.  Durante su apogeo de diatribas anti inmigrantes
en CNN, no solo se jactaba de tener una audiencia de 800,000 telespectadores,
pero ganaba $6 millones al año entre el 2006 y el 2009.

La hipocresía de Dobbs se hizo evidente
gracias a un reportaje investigativo de The Nation publicado el 7 de
Octubre.  El "intrépido comentador"
que se lanzara en contra de los "extranjeros ilegales" y aquellos que los
contratan, de hecho también pecó.

La investigación que duró un año evidenció
que Dobbs contrataba compañías que a su vez empleaban a "extranjeros ilegales"
en calidad de cuidadores de caballos y jardineros.  Para Dobbs esto era barato, y la subcontratación -"outsourcing"en
inglés- ofrecía una coartada casi perfecta.

El incansable Dobbs, a quien quizá debemos
también llamar "luminaria", "distinguido americano", y "padre del año" –según
sus múltiples distinciones, así como por sus aspiraciones senatoriales y presidenciales-
en realidad personifica al "Hipócrita americano" como lo llamara Isabel
Macdonald en su reportaje en The Nation.

No obstante Lou Dobbs afirma su inocencia,
gracias a la coartada que brinda la subcontratación, y tacha a The Nation -la
publicación de investigación establecida en 1845-como si se tratase de un
simple panfleto izquierdista, en un triste intento de matar al mensajero.

El caso de Lou Dobbs enfrascado en lo que
todos los demás hacen ilustra dos cosas: el trabajo de los inmigrantes es
apetecido por los acaudalados, y la hipocresía es el arma efectiva que les
permite perpetrar la mayor estafa de la historia estadounidense.