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Los líderes que importan

En su opinión, ¿quién es el líder blanco más importante del país en la actualidad? Mmmmmm ... Les hace chirriar los dientes, ¿no? Pero, escuchen esta otra: En…

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En su opinión, ¿quién es el líder blanco más importante del país en la actualidad?

Mmmmmm ... Les hace chirriar los dientes, ¿no?

Pero, escuchen esta otra: En su opinión, ¿quién es la líder mujer más importante del país en la actualidad? ¿O el líder asiático-americano más importante?

Ahora, llevemos esto al enésimo grado del absurdo: ¿Quién es el líder religioso más importante del país? Y qué tal ¿el vegetariano más importante?

Mi respuesta a esas preguntas es que prefiero no vivir en un mundo en que esas distinciones importen.

El Pew Research Hispanic Trends Project recientemente dio a conocer los resultados de su encuesta de opiniones sobre el liderazgo nacional latino. El 62 por ciento de los encuestados dijo que "no sabe" quién es el líder nacional hispano más importante. Otro 9 por ciento dijo "nadie".

Los nombres que vinieron a la mente fueron la jueza de la Corte Suprema, Sonia Sotomayor, y el senador republicano por Florida, Marco Rubio, quienes fueron citados cada uno por un 5 por ciento de los encuestados, seguidos por el ex alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, con un 3 por ciento, y el representante demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, con un 2 por ciento.

La introducción al informe dice que tres cuartos de los latinos que viven en Estados Unidos expresan que la comunidad "necesita" un líder nacional. Voy a objetar a esa aseveración.

Cuando se preguntó a los encuestados específicamente cuán importante es, para la comunidad hispana de Estados Unidos, tener un líder nacional que defienda sus inquietudes, menos de un tercio (29 por ciento) dijo "sumamente" importante y menos de la mitad (45 por ciento) dijo "muy" importante.

Yo diría que colocar esas declaraciones bajo microscopio iluminaría lo siguiente: Creer que es ventajoso tener alguien influyente que defienda, en el ámbito nacional, los intereses de uno no es lo mismo que "necesitar" un "representante".

En verdad, la noción misma de representación se derrumba cuando examinamos estadísticas sobre qué principios ese representante defendería en nombre de los hispanos.

La mayoría de la gente que se ha interesado en las peculiaridades de los hispanos sabe que existe un gran desacuerdo entre ellos hasta sobre si se los deben llamar hispanos o latinos. Las cifras más recientes de Pew, incluidas en la encuesta, muestran que eso no ha cambiado.

Además, los encuestados podrían estar de acuerdo con la dificultad de un líder hispano nacional para atraer a la "comunidad hispana." De los encuestados, sólo el 39 por ciento dijo que los latinos estadounidenses de diferentes orígenes comparten "muchos" valores, mientras el 39 por ciento dijo que los latinos estadounidenses comparten "algunos" valores y un 19 por ciento adicional dijo que comparten "pocos o ningunos" valores.

Incluso si hubiera una comunidad hispana con un programa común, no creo que un líder latino nacional lograría, mágicamente, que todos los sueños de los latinos se realizaran. Lo cual está bien.

Los hispanos no necesitan un líder único latino, porque Estados Unidos está maravillosa y copiosamente dotada de líderes geográfica, socio-económica y políticamente diversos quienes, sí, resultan ser hispanos.

Quizás esto me resulte obvio porque mi propia carrera consiste, en gran medida, en prestar atención a cómo los hispanos navegan nuestra rápidamente diversificada y floreciente sociedad: Tenemos una increíble abundancia de individuos en el ámbito del liderazgo.

La cantidad y variedad de líderes hispanos que trabajan día a día por el bien de los Estados Unidos es tan alucinante que me resulta difícil mantenerme al día en cuanto a su impacto diario en nuestro país.

Y que quede claro qué considero que es un líder. No estoy hablando sólo de hispanos dedicados a mejorar la vida de otros hispanos. Hay un número considerable de personas en ese esfuerzo y su trabajo es sumamente importante y necesario, pero en conjunto, no son muchos.

Diría que el 95 por ciento del tiempo hablo con un abogado, médico, científico, maestro, bombero, banquero, investigador, director ejecutivo, presidente de una empresa, voluntario, bailarín de ballet o empresario hispano, que trabaja para alcanzar un objetivo audaz y que ese objetivo pocas veces se vincula a una raza, etnia, sexo o religión particular.

Casi siempre el objetivo es mejorar el mundo -o su escuela, vecindario o ciudad- para sus conciudadanos, mujeres y niños. Punto.

Y eso no puede calificarse en modo alguno como "liderazgo hispano", es simplemente, puro liderazgo del que consigue que las cosas se hagan. ¿Y acaso no es eso a lo que todos debemos aspirar?

¿Por qué conformarse con ser abanderado exclusivamente de un sector demográfico de la sociedad, cuando uno puede ser un pionero para todo el país?