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La hipocresía de los demócratas hacia los negros

La hipocresía de los demócratas hacia los negros

Los republicanos afroamericanos reciben muchas críticas, pero pueden ser también una fuerza de esclarecimiento en el sistema político estadounidense.  La…

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Los republicanos afroamericanos reciben muchas críticas, pero pueden ser también una fuerza de esclarecimiento en el sistema político estadounidense. 

La reacción que a menudo generan muestra que los liberales no son tan progresistas como pretenden ser. La izquierda no titubeará en atacar a cualquiera que amenace debilitar su poder sobre los electores negros. 

La reacción demuestra también que muchos activistas afroamericanos no son completamente sinceros cuando dicen que desean que la comunidad adquiera poder político y rompa barreras. Al final, las únicas personas a las que quieren ver en posiciones de influencia son aquellas en deuda con el Partido Demócrata. 

Lo mismo ocurre con los hispanos, en cuyo caso los activistas de izquierda son primero demócratas y en segundo lugar, hispanos. Tienden a poner su partido antes de su comunidad, a menudo con resultados desastrosos. 

En la comunidad afroamericana, se ve a los republicanos negros con sospecha. Los pocos afroamericanos que no son demócratas son considerados poco representativos y fuera de onda. 

En la elección presidencial de este año, el presidente Obama obtuvo el 93 por ciento del voto afroamericano. Es tentador tratar al 6 por ciento de los electores negros que apoyaron a Romney como una anomalía. 

Como prueba, consideremos el desagradable trato que está recibiendo el representante Tim Scott, republicano por Carolina del Sur, después de que la gobernadora de ese estado, Nikki Haley, anunciara, recientemente, que lo nombrará como reemplazo del senador Jim DeMint, quien está dejando su puesto para dirigir la Heritage Foundation, un centro de investigaciones conservador. 

El nombramiento es muy importante. Scott se convertirá en el único afroamericano en el Senado, de los dos partidos. 

No está mal para una persona que fue criada por su madre, en la pobreza. Es una historia estadounidense de éxito. Eso sí que es progreso. 

Entonces, ¿están celebrando los de izquierda? Por supuesto que no. Como Scott es republicano, la izquierda no ve nada positivo en ese nombramiento. De hecho, Scott se convierte en blanco —igual que el senador republicano hispano, Marco Rubio, de Florida y el senador electo del Partido Republicano en Texas, Ted Cruz. El objetivo será desacreditar a Scott como intelectualmente de poco peso, fanático religioso, extremista de derecha o todo lo anterior. 

La ofensiva —y ésa es la palabra adecuada— ya ha comenzado. En un sarcástico artículo en la página de opiniones del New York Times, Adolph L. Reed Jr., profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pensilvania, sacó importancia al nombramiento de Scott, considerándolo como "de valor simbólico", y colocado por el Partido Republicano para camuflar su hostilidad hacia los afroamericanos y otras minorías. 

"De la misma manera en que los demócratas blancos sureños utilizaron en una época una manipulación cínica —impuestos a las urnas, cláusulas de aplicación futura, pruebas de alfabetismo— para evadir la 15ª Enmienda, así los republicanos actuales han utilizado a negros para socavar los intereses de los negros." 

¿Realmente? No está claro, para casi todo el mundo, que lo que socava "los intereses negros" —en el ámbito de la política— es el hecho de que los demócratas toman por descontados a los afroamericanos y los republicanos no los tienen en cuenta? Es innegable que Obama inspira orgullo dentro de la comunidad. Pero incluso él ha recibido ataques de algunos en la izquierda, airados por su falta de atención a asuntos tales como la violencia urbana, los barrios abandonados y una tasa de desempleo entre la juventud afroamericana que ronda en el 30 por ciento. 

Además. El Partido Republicano también ha roto barreras raciales. Los dos únicos afroamericanos que sirvieron como secretarios de Estado —Colin Powell y Condoleezza Rice— fueron nombrados por un republicano, George W. Bush. ¿Por qué los presidentes demócratas no rompieron esa barrera cuando tuvieron la oportunidad? 

Eso suscita una cuestión más amplia. ¿Por qué los demócratas no han hecho más, en años recientes, para mejorar las condiciones de los afroamericanos y otras minorías? 

No es suficiente atacar a los republicanos negros como poco auténticos e inadecuados. Los demócratas deben mostrar que aún merecen el apoyo de algunos de sus electorados más leales. Si no pueden hacerlo, entonces no merecen ese apoyo.