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La Constitución y la mezquita

Como el ex presidente George W. Bush antes que él, Obama advirtió en contra de vincular a todos los seguidores del islam con los terroristas.

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El presidente Barack Obama mostró su comprensión de la Constitución y su respeto por el pueblo estadounidense la semana pasada, cuando defendió el derecho de una organización comunitaria musulmana a construir una mezquita y un centro islámico a dos cuadras al norte de la zona cero en Lower Manhattan.
Las palabras de Obama en una cena en la Casa Blanca para celebrar el mes santo musulmán del Ramadán fueron simples y convincentes. "Los musulmanes tienen el mismo derecho de practicar su religión que todos los demás en este país", dijo.
Los ideólogos republicanos, como era de esperar, usaron su declaración como una excusa más no sólo para atacarlo, sino para lanzar más de su retórica intolerante.
Newt Gingrich, quien ha tenido la misma cantaleta por semanas, acusó al Presidente de "complacer al islam radical" y dijo que la mezquita sería un símbolo del "triunfalismo" musulmán. Dudamos en cuanto a repetir esos comentarios aquí. Sin embargo, el país ignora tal cinismo y maldad para su propio peligro. No se llamen a engaño, está escuchando el resto del mundo.
Como el ex presidente George W. Bush antes que él, Obama advirtió en contra de vincular a todos los seguidores del islam con los terroristas. "La causa de Al Qaeda no es el islam,  es una burda distorsión del islam", dijo correctamente. Es nuestra tolerancia hacia otros, dijo, "ese credo por excelencia estadounidense" lo que contrasta con el nihilismo de quienes nos atacaron el 11 de septiembre de 2001.
Desearíamos no haber diluido el mensaje al día siguiente al decirles a los reporteros que no comentaba sobre "la prudencia de tomar la decisión de levantar una mezquita ahí. Comentaba muy específicamente sobre el derecho que tiene la gente, que data de nuestra fundación".
Habría sido mejor si hubiese explicado la prudencia de proseguir con el proyecto, que los constructores dijeron tiene la intención de reunir a musulmanes y no musulmanes. Además de un lugar de culto, tendría una alberca y un centro para artes escénicas. También dijeron que quieren que el consejo de administración incluya a integrantes de otras religiones, una promesa que deben cuidarse de cumplir.
Demasiados dirigentes republicanos están determinados a avivar tanta controversia falsa y angustia como puedan, justo hasta noviembre. Cederán algunos demócratas. Nos preocupó cuando el lunes, el portavoz del líder de la mayoría en el Senado Harry Reid, dijo que éste "piensa que la mezquita se debería construir en otro lugar".
Obama y todas las personas de conciencia necesitan con fuerza hacer retroceder esto. Defender el derecho al culto de todos los estadounidenses –y su derecho a construir lugares de culto– es fundamental en quiénes somos.