Jeb Bush y los lazos con los latinos
George W. Bush dice, bromeando, que tiene los ojos de su padre y la boca de su madre. Barbara Bush no tiene problema en decir los que realmente piensa, sin…
El
hermanito menor es igual. Jeb Bush, el popular ex gobernador de Florida y
posible candidato presidencial republicano —aunque, más probablemente en 2016—
tiene enérgicas opiniones sobre la forma en que los demócratas hacen política
con los hispanos, mientras los republicanos juegan con dinamita demográfica al
alienarlos.
Bush
expresó recientemente a Jorge Ramos, de Univisión —en impecable español— que
mientras es fácil concentrarse en la oposición del Partido Republicano a la
reforma migratoria, "debemos reconocer también que los demócratas no quieren
resolver eso tampoco". Bush acusó al presidente Obama de querer "crear una cuña
para ganar votos". Cuando Ramos le preguntó si pensaba que la reforma
migratoria no es una prioridad para Obama y los demócratas, Bush respondió: "Es
una priorida "política"".
Pero
Bush fue igualmente directo en la crítica de su propio partido. Cuando Ramos le
preguntó si pensaba que los republicanos habían tenido una reacción demasiado
dura contra los inmigrantes y los latinos, Bush admitió: "Algunos republicanos
no se han portado bien en ese aspecto".
Hay
que mejorar las relaciones. Y ése es uno de los objetivos de la Red de
Liderazgo Hispano (Hispanic Leadership Network), una organización que quiere
conectar a la creciente comunidad hispana de la nación con el "movimiento de
centro-derecha". Dicha entidad presentó su conferencia inaugural en Miami y me
invitó a participar en un panel de medios.
Bush
fue co-presidente de la conferencia junto con el ex secretario de Comercio,
Carlos Gutiérrez. Otro organizador del evento fue el ex senador de Minnesota,
Norm Coleman, jefe ejecutivo de la Red de Acción de América (American Action
Network), el grupo conservador de acción política con sede en Washington, que
fundó la Red de Liderazgo Hispano.
Tras
pasar la mayor parte de su vida en el seno de la comunidad hispana —incluyendo
su casamiento de más de 35 años con Columba Garnica Gallo de Bush, nacida en
México— Bush cree que la mayoría de los hispanos son de centro-derecha. Y, por
lo tanto, expresó a Ramos, los republicanos "necesitan tener una conversación"
con los latinos debido a sus valores compartidos.
Bush
comunicó a la reunión que, debido al incremento de la población latina en toda
la nación, sería "increíblemente estúpido" que el Partido Republicano ignorara
esos votos.
Francamente,
gobernador, "ignorar" sería un paso hacia arriba en las relaciones entre el
Partido Republicano y los hispanos. Generalmente, lo que sucede ahora es que
los candidatos republicanos en el ámbito local, estatal y nacional utilizan a
los hispanos como pantalla conveniente para obtener, mediante el temor, votos
de los blancos, quienes están aterrorizados por la nueva reestructuración
demográfica e inciertos sobre su lugar en ese nuevo esquema.
Entre
los aterrorizados se encuentra el comentarista radial Mark Levin, quien atacó a
Bush por "introducir la raza como carnada" y tildó sus comentarios de
"divisivos" y de un "conservadurismo destructivo". Levin también acusó a Bush
de no ser "tan brillante" y de carecer de una "comprensión [básica] de la
grandeza de esta nación".
Levin
tiene todo al revés. Reparar la brecha entre republicanos e hispanos no
destruirá el conservadurismo, ayudará a salvarlo. Y gran parte de la grandeza
de esta nación está ligada a su tradición de inmigración, la cual algunos
conservadores parecen querer eliminar al limitar la inmigración legal.
Nadie
resumió mejor el problema del Partido Republicano que Lincoln Díaz-Balart, ex
diputado republicano de Florida. Puesto que Estados Unidos es una nación de
inmigrantes, expresó, el pueblo estadounidense probablemente nunca vuelva a
permitir que los republicanos sean el partido mayoritario de la nación si
parecen tener una posición anti-inmigrante.
Yo
agregaría: Con la perspectiva de que los hispanos representen el 30 por ciento
de la población de Estados Unidos en 2050 y probablemente decidan las
elecciones no sólo en Texas, California y Florida sino en todo el país, la
percepción de que el Partido Republicano es hostil a los latinos constituye
también un peligro para la salud del partido.
Sin
embargo, incluso en una reunión como ésta, donde muchos están de acuerdo con
que el Partido Republicano tiene un problema con los hispanos, hubo aquellos
que se aferraron a la idea de que se trata sólo de una cuestión de tono —que
puede arreglarse fácilmente con algunas vueltas de tuerca en las relaciones
públicas.
Incorrecto.
Como expresé durante mi panel, el Partido Republicano no tiene un problema de
tono. No es tan simple. Cuando se trata de la inmigración, el mensaje
republicano es tóxico. Hay demasiada deshonestidad, demasiado racismo, y
demasiadas soluciones simplistas para lo que es un problema complicado.
Si
el Partido Republicano quiere establecer un plan serio para los electores
hispanos para el 2012 y más adelante, eso tiene que cambiar. El partido está
luchando con sus demonios. No necesita de un publicista. Necesita de un
exorcista.
© 2011, The Washington Post
Writers Group
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