Intolerancia y civilidad estadounidenses
Estados Unidos preserva religiosamente libertades tanto para los perseguidos así como para sus perseguidores.
Estados Unidos preserva religiosamente libertades tanto para los perseguidos así como para sus perseguidores.
Tolera la disensión y la diversidad de manera tal como pocos países en todo el mundo; piense en Francia prohibiendo lucir burkas –el velo de la mujer musulmana– ó Suiza restringiendo la construcción de minaretes en sus ciudades.
Con puntuales exabruptos históricos, Estados Unidos aún se da modos de paliar el odio con casi sobrenatural civilidad.
Un cura cubano, Félix Varela y Morales, prominente defensor de los inmigrantes irlandeses a principios del Siglo XIX en Filadelfia y en su parroquia en Nueva York, notó cómo Estados Unidos luchaba consigo mismo y lograba un nivel de civilidad donde "sus ciudadanos pueden respetarse mutuamente pese o detestarse entre sí".
Una muestra de tal civilidad emergió esta semana cuando la Corte Federal de Apelaciones decidió que la ciudad de Hazleton, en Pensilvania, no podía legislar e imponer sus propias leyes de inmigración con el objeto de castigar a los empleadores y a quienes arrienden vivienda a inmigrantes "ilegales".
No obstante lo que se preservó es la Cláusula de Supremacía de la Constitución, pero esta bienvenida decisión difícilmente puede atacar lo que está en la raíz: El odio en contra de los inmigrantes falsamente acusados de ser la razón de toda suerte de males sociales.
Casi cada raza, y grupo religiosos ó étnico en Estados Unidos ha tenido su turno jugando el papel de chivo expiatorio para exorcizar así los miedos de los ignorantes y el odio de los intolerantes.
Inmigrantes holandeses procuraron expulsar a refugiados judíos de las colonias americanas en 1654 porque aquellos temían que los judíos "infectarían a la colonia".
Los fundadores del partido nativista "Know Nothing" en 1854 clamaron por "estrictos límites a la inmigración" especialmente de países católicos. Tomó poco más de 100 años para que Estados Unidos eligiera a su primer único presidente católico.
Luego de la brutal Guerra Civil tomó igualmente otros 100 años para combatir la segregación y los ataques de grupos supremacistas blancos tales como el Ku Klux Klan en contra de los afroamericanos.
En 1882 Estados Unidos "suspendió" el influjo de trabajadores Chinos con la Ley Federal de Exclusión de Chinos, una suspensión que quizá explique por qué hoy solo 3 por ciento de la población sea de ascendencia asiática.
Los hispanos hoy parecen representar todo aquello que algunos estadounidenses consideran "infeccioso", la mayoría son católicos, la mayoría no son blancos, y todos hablan español y representan ya 15 por ciento de la población.
En la misma tónica, un desquiciado pastor cristiano pretendía afirmar sus derechos de la Primera Enmienda y conmemorar Septiembre 11 mediante la quema del Corán, y parece que la civilidad prevalecerá.
Si no se reconoce o respeta alguna autoridad suprema, por lo menos la Constitución de Estados Unidos quizá prevalezca para mantener la civilidad por sobre el pernicioso odio.
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