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Hispanos en la corriente dominan

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Para mí, lo más difícil sobre las pasadas semanas de noticias y comentarios relativos al histórico apoyo del presidente Obama a los matrimonios del mismo sexo, ha sido ser sacudida por gastados estereotipos sobre cómo actuarán los hispanos en las urnas, en noviembre, ante esa revelación. 

Hasta el momento, he visto declaraciones de que el matrimonio gay "sigue siendo sumamente controvertido entre electores negros y latinos", he oído que alienará agresivamente a electores que tienen valores socialmente conservadores, y he leído que los comentarios de Obama han suscitado "fuertes reacciones" de los latinos. 

Ay, Dios mío. ¿Dónde empezar?

Empecemos por cómo de controvertido es el matrimonio gay entre los hispanos. 

Según un informe de abril, del Consejo Nacional de La Raza, sobre la aceptación y el apoyo a gays y lesbianas, aunque hay sectores de la población latina que se oponen a la idea, el 54 por ciento de los hispanos apoya el matrimonio gay legal, comparado con el 53 por ciento de los estadounidenses en su totalidad. 

Esto coincide con opiniones acerca de la homosexualidad en general. Según la Encuesta Nacional de Latinos, realizada por el Pew Hispanic Center en marzo de 2011, cuando se les preguntó si la homosexualidad debe ser aceptada o desalentada por la sociedad, el 59 por ciento de los hispanos expresó que debe ser aceptada, comparado con el 58 por ciento de la población general. 

Ahora pasemos a los electores con valores socialmente conservadores, con los cuales se agrupa generalmente a los hispanos debido a su fuerte conexión con las instituciones religiosas. Es cierto que los hispanos tienen el triple de probabilidades de ser católicos y más probabilidades en general de afiliarse a la religión organizada si se los compara con la población general, pero eso no se traduce en una posición política. 

Nuevamente, según el Pew Center, los hispanos como un todo son tan conservadores (32 por ciento) como la población general (34 por ciento), pero son menos moderados y un poco más liberales que la población general —el 30 por ciento de los hispanos se identifica como liberal, comparado con un 21 por ciento de la población general.

Para ilustrar la contradicción, tomemos otro gran ejemplo sobre cómo el estereotipo del hispano socialmente conservador es incorrecto: el sumamente controvertido tema del aborto. En enero, el National Latina Institute for Reproductive Health encargó una encuesta de electores latinos registrados y halló que el 74 por ciento está de acuerdo con que la mujer tenga el derecho de tomar decisiones personales y privadas sobre el aborto, sin la interferencia de políticos. 

Lo que es aún más interesante, el 68 por ciento de los encuestados declaró que están dispuestos a disentir con líderes eclesiásticos en ese asunto, lo que ilustra que los hispanos separan activamente sus creencias espirituales de su deseo de permitir que las instituciones se involucren en sus asuntos personales. 

Una encuesta de Latino Decisions expresó lo mismo en diciembre, cuando halló que el 63 por ciento de los electores latinos está en enérgico desacuerdo con que sus líderes religiosos les digan por qué candidato votar —porcentaje más elevado que en la población general. Los asuntos morales y la política simplemente no se mezclan para la mayoría de los electores hispanos. 

Finalmente, sí, han habido fuertes reacciones entre los hispanos sobre el apoyo del presidente al matrimonio gay —tanto a favor como en contra— y aproximadamente en la misma proporción que en la población general. 

A pesar de la raza y la religiosidad, el número de personas a favor y en contra del matrimonio gay es aproximadamente el mismo en toda la nación —las actuales encuestas lo consideran mitad y mitad aproximadamente. Por tanto, por más atractiva que parezca ser como narrativa, no hay motivo para realizar suposiciones generales sobre la incidencia del tema en la votación de las minorías.