Hazleton: El malogrado sueño anti-inmigrante
Una decisión clave nuevamente salvaguarda las cláusulas de Supremacía, Debido Proceso, e Igualdad de Oportunidades de la Constitución de Estados Unidos.
Una decisión clave nuevamente salvaguarda las cláusulas de Supremacía, Debido Proceso, e Igualdad de Oportunidades de la Constitución de Estados Unidos.
Septiembre 9 del 2010 constituye un giro histórico en lo que era ya una imparable marea de vitriólica anti-inmigrante disfrazada en leyes estatales y locales. El manifiesto propósito de aquellas es el de minar las leyes federales y la Supremacía de la Constitución.
La Corte Estadounidense de Apelaciones para el Tercer Distrito estaba demasiado consciente de su responsabilidad histórica de frenar dos ordenanzas de un pequeño pueblo llamado Hazleton en Pensilvania. Hazleton procuraba lanzarse a la punta de una generalizada tendencia en los 50 estados de regular la inmigración al margen de las leyes federales.
La Corte juzgó necesario salvaguardar los principios fundamentales de la Constitución de los Estados Unidos, mientras que deliberadamente obvió estudiar los porqués de tan generalizada frustración estatal y local respecto del manejo de inmigración por parte del Gobierno federal.
¿Cuál es el propósito fundamental de que prevalezca la Constitución en tiempos de crisis nacional? La razón es simple: la histeria generalizada solo engendra caos. Todos los intentos de legislar y aplicar leyes locales de inmigración en la práctica socavan la unidad de la nación bajo un gobierno y sistema de leyes federales.
Ciudadanos así como residentes legales pertenecientes a minorías étnicas, la mayoría de hispanos no solo temen sino han sido ya personalmente afectados por la discriminación y caracterización racial ("profiling" en inglés). Se ha tornado del todo obvio que la sola procura de inmigración "legal" no es el propósito de autoridades locales, su deseo es erradicar minorías que consideran indeseables.
Hazleton se figura a sí misma como un ejemplo de cómo Estados Unidos debe manejar la inmigración. El Censo del 2000 revelaba que de entre los 23.329 habitantes de Hazleton, se contaban 1.132 hispanos, en su mayoría puertorriqueños y por tanto ciudadanos estadounidenses. Luego de aprobar las ordenanzas, y de someter a los hispanos a ignominioso hostigamiento, la Oficina del Censo en el 2008 reporta que ni siquiera uno de los mil cien hispanos quedó en esa ciudad.
Las 'Personas' al margen de ciudadanía o estatus migratorio no están desprovistas de protección por parte de la Constitución de los Estados Unidos, reafirmó la Corte de Apelaciones, y en la misma decisión histórica afirmó el derecho de los inmigrantes "ilegales" de comparecer ante las cortes para reivindicar sus derechos fundamentales.
El experimento de Hazleton a través de sus mal concebidas ordenanzas mereció la más dura crítica por parte de la Corte de Apelaciones que no vaciló en llamar a semejantes normas y argumentos por su nombre: "Lamentables", "Ridículas" e "Insinceras".
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