Hablar clara y francamente sobre inmigración
Los funcionarios electos republicanos podrían recibir entrenamiento sobre cómo hablar acerca del tema de la inmigración —y, lo que es igualmente importante,…
Es
muy necesario. Cuando hablan de la inmigración, algunos republicanos necesitan
que se los aliente, otros que se los regañe y otros más merecen una paliza.
Los
del último grupo no se dan cuenta de que cada vez que hablan de la inmigración,
logran repeler a los electores latinos y enviarlos a los brazos expectantes de
los demócratas, quienes generalmente proceden a ignorarlos o manipularlos.
Es
terrible para todos. Si los republicanos no suscitaran el antagonismo de este
electorado, bien podrían ganárselo, debido a los valores conservadores de los
latinos. Los demócratas se vuelven displicentes y perezosos, porque todo lo que
deben hacer para ganarse el voto latino es anunciar el hecho de que no son
republicanos. Y los latinos, a pesar de ser uno de los sectores del electorado
que está creciendo a mayor velocidad, siguen marginados.
En
lugar de tratar de reparar la brecha con los latinos, muchos republicanos
escogen el camino fácil y niegan que ésta exista. Se convencen de que no hay
nada que puedan hacer, excepto cambiar radicalmente y adoptar la idea de las
fronteras abiertas. Como no están dispuestos a hacer eso, no hacen nada.
Algunos podrían sugerir que hay un problema de comunicación, insistiendo en que
su mensaje no se está proyectando adecuadamente, por lo que sus esfuerzos por
tender una mano a los latinos no están cosechando frutos.
Se
equivocan, se equivocan, se equivocan. Los republicanos no tienen que abrir la
frontera; sólo tienen que abrir su manera de pensar. No necesitan aprobar ni
recompensar una actividad ilegal, ni abandonar la idea de que Estados Unidos
tiene, como cualquier otro país, el derecho a controlar sus fronteras y
proteger su soberanía. Y no necesitan darse por vencidos y aceptar el hecho de
que en Estados Unidos viven millones de inmigrantes ilegales y hay poco o nada
que se pueda hacer. Sólo deben ser cuidadosos en no presentarse como
anti-latinos.
En
cuanto a que el mensaje no se esté proyectando adecuadamente, los republicanos
no deben preocuparse por eso. Está proyectándose de lo más bien. El problema es
que es un mal mensaje. Muchos conservadores parecen pensar que el sistema
migratorio no funciona porque estamos aceptando un tipo de gente inferior.
Piensan que los inmigrantes ilegales están invadiendo el país, que no se están
asimilando, que están devorando nuestros beneficios, que están cometiendo
delitos y socavando nuestro estándar de vida.
El
mensaje a los latinos proveniente de algunos sectores del Partido Republicano
no podría ser más claro: "Ustedes nos caen mal. No los valoramos, no los
respetamos. Ahora, vayan y voten a los republicanos".
El
Partido Republicano tiene mucho que aprender —sobre los latinos y sobre la
inmigración. Los republicanos deben aprender a criticar la inmigración ilegal
sin atacar o demonizar a los mismos inmigrantes. Deben aprender a censurar
estrictamente a todo funcionario electo del Partido Republicano que incluso
coquetee con el nativismo o con una retórica racista. Y deben abandonar una
tradición de este país que se remonta a 230 atrás, y dejar de pensar en los
inmigrantes como en seres inferiores a los de otras olas anteriores.
Si
los republicanos quieren hablar sobre inmigración, más le valdría hacerlo en la
forma adecuada. Podrían enfatizar la necesidad de fronteras protegidas y sostener
que, en la era posterior al 11/9, sería necio adoptar un enfoque demasiado
permisivo sobre los que ingresan en este país. Podrían hablar de la
responsabilidad personal y de cómo todo inmigrante que viene a los Estados
Unidos tiene la obligación de hacerlo legalmente o, si ya está en este país
ilegalmente y planea quedarse, tiene que hacer todo lo posible para rectificar
su situación con la ley. Podrían machacar la idea de ley y orden, y explicar
cómo deben obedecerse las reglas. Y podrían apelar a la noción de justicia e
insistir en que ignorar o aprobar la infracción de los que vinieron al país
ilegalmente deshonra la memoria de los que vinieron legalmente.
Me
imagino que a la mayoría de los latinos no les importaría esta narrativa. Es
respetable y racialmente neutral.
Y no serían pintados como villanos.
Cuando
los republicanos hablan de la inmigración, no necesitan entregar sus principios
ni convertirse en algo que no son. Deben sólo cuidar sus modales y, por su
propia supervivencia en un país que se está volviendo más latino día a día,
dejar de alienar a individuos que de otra forma podrían integrarse al partido.
(c) 2010, The Washington
Post Writers Group
[DESTACADO]
(Los Republicanos) Deben sólo cuidar sus modales y,
por su propia supervivencia en un país que se está volviendo más latino día a
día, dejar de alienar a individuos que de otra forma podrían integrarse al
partido.
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