Genoma Humano: ¿Y la ética?
Al formular su Teoría Sobre el Origen de las Especies, Darwin nunca imaginó que algún día evolucionaría al grado de quedar sometida a la ley económica del…
El Proyecto Genoma Humano
representa la empresa más ambiciosa que la biología haya afrontado jamás: leer
el código genético humano, ir al origen de la vida y descubrir la fórmula
secreta del hombre. El Genoma Humano es el número total de cromosomas del
cuerpo, el DNA del organismo responsable de la herencia. El objetivo es dotar
al mundo de herramientas trascendentales e innovadoras para prevenir enfermedades,
y el tratamiento de aquellas que no tienen cura.
El proyecto ha suscitado análisis
éticos, legales, sociales y humanos que han ido más allá de la investigación
científica, según la Declaración sobre Dignidad y Genoma Humano, UNESCO. Enormes
intereses han girado en torno a la terapia genética desde sus inicios en el tratamiento
de enfermedades hereditarias. Desde entonces desencadenó interés y polémica: interés
por la enorme posibilidad científica del proyecto, y polémica por las
implicaciones ético-sociales que conlleva.
Es enorme la tarea
científica y toda la información contenida en los cromosomas humanos: el núcleo
de todas y cada una de las células del cuerpo contienen de 50,000 a 100,000
genes. Al aislar e identificar cada uno de ellos, la ciencia biológica avanza
en la terapia genética al curar deformaciones hereditarias insertando genes con
información correcta dentro de las células con genes defectuosos. Más de 4,000
enfermedades se transmiten de este modo y ahora tienen la posibilidad de
prevenirse.
Sin embargo, ha abierto las
puertas para conflictos ético-morales: selección de embriones y clonación de
seres humanos considerados perfectos, lo cual conduciría a la creación de una
raza superior, dejando marginadas a las demás. En Inglaterra —la misma patria
de Darwin— un letrero dice: "¿Quiere usted escoger el sexo de su hijo? Nosotros
solucionamos su problema". Los avances en el Proyecto Genoma no parecen tener
límites. La comunidad científica internacional se estremece ante el peligro de
que toda la valiosísima información del proyecto pueda quedar en manos de una
élite sin escrúpulos que en vez de servir a mejorar las condiciones de vida
humanas, sirva para su manipulación o destrucción. La ciencia debe estar al
servicio del ser humano y no al revés.
Ya desde 1990 se advertía ese peligro: en Valencia se reunió el II
Seminario sobre Cooperación Internacional para el Proyecto Genoma Humano:
Ética. Más de 300 científicos, entre ellos premios Nobel, debatieron sobre los
principios que deben regir el proyecto. (De los millones de dólares invertidos,
un tres por ciento se dedica a la investigación y discusión ética del Proyecto
Genoma.)
El primer caso se presentó con la posibilidad de elección del sexo del
bebé. La naturaleza humana ofrece un 52% de niños y un 48% de niñas: el
equilibrio casi perfecto hace que el número de hombres y mujeres sea
aproximadamente el mismo. Pero hay científicos dispuestos a explotar cualquier
deseo humano. ¿Qué pasaría si la gente prefiriera de repente sólo niños o
viceversa? ¿Tienen los padres derecho a decidir el sexo del hijo? ¿Qué pasará
con los embriones humanos vivos fecundados artificialmente cuando resultan del
sexo no deseado?
Es fácil confundir el capricho personal con las intervenciones médicas
terapéuticas ¿cómo impedir la eugenesia activa? Esta consiste en buscar
activamente las características del hijo: altura, color de la piel, del pelo,
de los ojos…? Los abusos del racismo nazi surgen como sombras amenazadoras: es
infinito el número de posibles delitos ultramodernos derivados de la
manipulación genética sin escrúpulos.
Desde que la ciencia cortó toda relación con la ética y se convirtió en
una sapiencia absoluta, provocó una grave y peligrosa división, de consecuencias
dramáticas. ¿Qué pasaría si se aplicara el Proyecto Genoma al rentable negocio
de crear hombres-mono que sirvan como esclavos? El biólogo humanista, Jean
Rostand declaró: "La ciencia nos ha convertido en dioses antes de que
mereciésemos ser hombres".
El hombre no es sólo materia. A pesar de los extraordinarios avances en
el campo de la genética, la ciencia no logra plasmar en el cristal del
microscopio su espíritu, la esencia del ser. Aún no puede captar la región
donde la creatura humana se asemeja a su Creador
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