Sí, a todos excepto a los más de 10,000 desafortunados e inocentes niños que languidecen en los centros de detención de inmigrantes del gobierno de los Estados Unidos. Estos no tienen nada por lo que estar agradecidos, privados como están de disfrutar sus mejores años por el crimen de huir de la violencia, el hambre y la desesperanza.

¿De qué pueden ellos o sus familias estar agradecidos?

Celebrar el Día de Acción de Gracias con deliciosa comida y niños felices en un hogar cálido y confortable es una maravillosa tradición estadounidense. Este día es, después de todo, la más estadounidense de todas las fiestas. Sin embargo, el hecho de que este país tenga las tasas de encarcelamiento de niños más altas del mundo es algo de lo que debería estar profundamente avergonzado, no agradecido.

Manfred Nowak, un abogado de derechos humanos con sede en Viena, Austria, escribió "Estudio global sobre niños privados de libertad". Según NPR, aunque los Estados Unidos firmó la Convención sobre los Derechos del Niño, nunca la ratificó, así que no "se aplica formalmente a los Estados Unidos de América". Sin embargo, Nowak insiste en que el país no puede simplemente ignorar las atrocidades cometidas aquí.

"Estoy profundamente convencido de que se trata de violaciones del derecho internacional", dijo Nowak. Añadió: "Lo mismo también es cierto para la gran cantidad de niños privados de libertad en la administración de justicia" en los Estados Unidos.

Este Día de Acción de Gracias, mientras disfruta en familia del amor y la calidez de la más americana de las fiestas, no olvide que miles de niños languidecen tras las rejas en los EE. UU. Una realidad vergonzosa que debería hacer que todas las personas decentes eleven una oración por justicia y compasión por esos niños, sus padres y el alma de la nación.