Fabricantes de puros, pioneros del sindicalismo hispano
Los trabajadores hispanos estuvieron entre los primeros en sumarse a un sindicato, empezando con el llamado Cigar Makers' International Union (CMIU – Sindicato…
Los trabajadores hispanos estuvieron entre los primeros en sumarse a un sindicato, empezando con el llamado Cigar Makers' International Union (CMIU – Sindicato Internacional de Fabricantes de Puros), fundado en 1864. Trabajaron duro los cubanos, españoles y puertorriqueños en Nueva York, Filadelfia, y Key West, Florida.
El primer hispano en ser cabeza de un sindicato nacional salió de entre estas filas. Mario Azpeitia sirvió como presidente de CMIU durante dos décadas, de 1948 a 1969.
Azpeitia se crió en Key West, Florida, una comunidad hispana en la que artesanos se valían de hojas de tabaco cubanas para producir puros de renombre internacional. Siguió a la mayor parte de las fábricas de puros hacia el norte, a los vecindarios de Ybor City y West Tampa. Estos enclaves de habla hispana pronto se convirtieron en la capital del puro de los Estados Unidos.
El Centro Obrero de Ybor, de dos pisos, sirvió del corazón del movimiento obrero de Tampa. Pero los fabricantes de puros, el sector más preparado de la clase obrera, consideraban asuntos mucho más allá de los salarios y las condiciones de trabajo. Durante décadas habían apoyado las luchas por la liberación en Cuba, Puerto Rico y España. José Martí ubicó su base de operaciones en Tampa en lo que buscó sacar a España de Cuba.
A mediados de los años treinta los fabricantes de puros se convirtieron en parte del partido demócrata New Deal del presidente Franklin Roosevelt. Ayudaron a elegir al progresista Claude Pepper de Florida al Senado de los Estados Unidos. También respaldaron al gobierno progresista Frente Popular en España y fueron campeones de la causa durante la guerra civil española entre 1936 y 1939.
Azpeitia fue promovido dentro del sindicato durante esta época. En 1935, a los 36 años, se unió al Local 500 en Ybor City, el más grande y más militante de los sindicalistas locales dentro de la organización nacional. Fue electo secretario general en 1940. De ahí se hizo vicepresidente del sindicato nacional.
El puesto implicaba bastante controversia.
Inmediatamente después de la segunda guerra mundial, Azpeitia y dos vicepresidentes más de CMIU firmaron una declaración que auspició el Congreso de Derechos Civiles deplorando los ataques contra las libertades civiles. El Comité sobre Actividades Anti Estadounidenses de la Cámara de Representantes le criticó por asociarse con el Congreso de Derechos Civiles por lo que se creía estaba vinculado con el partido comunista.
Para 1948, los cigarrillos habían reemplazado casi por completo los puros, y Tampa quedó como la única productora importante de puros hechos a mano (y a máquina).
CMIU reconoció el liderazgo de Azpeitia y lo eligió presidente durante su congreso en Filadelfia. Ayudó a sostener las normas laborales de una fuerza laboral que iba envejeciéndose. Los esfuerzos por aumentar la participación en el sindicato al entrar a organizar nuevos talleres resultó frustrante, ya que la industria seguía encogiéndose y el embargo que impuso Estados Unidos contra el tabaco cubano después que Fidel Castro asumiera el poder perjudicó el negocio.
Azpeitia asumió su papel de estadista representante del movimiento laboral. Se unió a otros dirigentes de la AFL-CIO en una reunión con el presidente John F. Kennedy en la Casa Blanca. También presidió la celebración del centenario del sindicato en 1964.
Disfrutó, también, de una familia que incluía cinco hijos y una vida social en la que ser socio del El Círculo Cubano y El Centro Hispano le ofreció un vínculo a los días de gloria cuando la vida hispana en la Florida se organizaba alrededor de las fábricas de puros.
Habrán desaparecido ya las fábricas de puros, pero en este Día del Trabajador, el espíritu de los artesanos icónicos perdura en los inmigrantes y sus hijos nacidos en Estados Unidos, quienes continúan reuniéndose para mejorar su condición colectiva y para transformar la sociedad mayor.
(Comuníquese con el autor Kenneth Burt mediante su página: www.KennethBurt.com).
©2010
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