Esperando y Agradeciendo
Como todos los años, este 24 de noviembre celebramos en los Estados Unidos el día de la ACCION DE GRACIAS. La observancia de esta fecha hace memoria del…
En esta
transición de la modernidad a la posmodernidad, inundados de ciencia, de
técnica, de la fuerza y la prepotencia que producen el dinero y las armas,
fácil es que el ser humano pierda la capacidad de agradecer que, por otra
parte, significa también perder la capacidad de ser feliz. Pues es feliz el
hombre que al abrir los sentidos a cuanto es y cuanto lo rodea, que al
contemplar el milagro cotidiano y las maravillas que rodean la existencia
humana es capaz de agradecerlo todo como un don, como un regalo.
Hoy,
corremos el riesgo de creer que tenemos y alcanzamos porque podemos, tenemos,
compramos, negociamos, merecemos, luchamos y lo logramos; todo lo cual oculta
la experiencia de la vida humana como un don gratuito. Agradecer supone
contemplar, supone admirar, supone capacidad de maravillarse pero implica – en
consecuencia – la responsabilidad de construir comunidades humanas en las que
todos – y no solamente unos pocos – tengan motivos y oportunidades para
agradecer siempre y no sólo el día de ACCION DE GRACIAS.
En esa
paradoja que es el ser humano, en esa complejidad y multiplicidad de
dimensiones que lo constituyen y definen como misterio, como ángel y bestia, es
decir, capaz de enormes vilezas y de grandes heroísmos, un acontecimiento nos
ha unido en estos días a todos los hombres y mujeres, de todas las procedencias
de la tierra: el rescate de los 33 mineros chilenos atrapados en su lugar de
trabajo. Un acontecimiento que contó con el seguimiento y cubrimiento - segundo
a segundo - de los más importantes medios de comunicación del mundo, y que para
lograr su cometido contó con el auxilio de lo mejor de la ciencia y de la
técnica para estos casos, con la solidaridad del orbe y con las plegarias de
todos.
El
nombre del campamento que en la superficie de la mima se improviso: ESPERANZA,
describe de la mejor manera lo que el acontecimiento significa para la
humanidad en esta coyuntura de tantos cambios, de tantas convulsiones, de
tantas contradicciones, de tantas carencias, de tantas urgencias en todos los
órdenes y en todos los rincones de la tierra.
El
rescate con vida de los 33 mineros, gracias al esfuerzo mancomunado de todos,
nos habla de la grandeza de la que es capaz el ser humano cuando desata hacia
fuera lo mejor de su humanidad que es profunda divinidad: la imagen e impronta
de Dios creador en su creatura y nos habla también de esperanza aun cuando -
como dijera el apóstol – no aparecen ni son tan evidentes los motivos para
seguir esperando.
Más que
eso, los mineros rescatados, sus familias, la nación chilena entera y todo el
que siguió el suceso desde el accidente hasta su feliz culminación han
expresado una ACCION DE GRACIAS A DIOS el dador de la vida y de quien deriva
todo lo bello, lo bueno, lo noble y lo perfecto
A qué
se debe que el rescate de los 33 mineros chilenos y un boliviano conmovió a la
gran familia humana? A que - hastiados de guerras, de hambrunas, de corrupción
administrativa, de inmoralidad de toda índole, de muros, de terrorismo, de
fraudes y crisis económica, etc. - en mucho tiempo la humanidad no conocía
epopeya igual de la nobleza humana y que ennoblece al género humano.
Esta
tragedia con su colofón feliz ha forjado una leyenda extraordinaria en la que
todos nos identificamos porque en todos palpita innata, natural y
creaturalmente la tendencia divina a la vida, a la libertad, a la justicia, a
lo grande, a lo noble. El desierto de Atacama en Chile es hoy signo y símbolo
de lo que pueden la unión, la oración, la esperanza, la gratitud y lo mejor del
ser humano.
Antes
de este hito histórico nadie soñó por estos días que en una cultura
relativista, individualista, pragmática y hedonista como la nuestra pudiera
escribirse una epopeya que nada tiene que envidiar a las grandes escritas por
héroes de tiempos remotos. Uno de los mineros dijo: "Estuve con Dios y con el
diablo y me he peleado. Me ganó Dios, me agarré de la mejor mano y en ningún
momento dude que Dios me iba a sacar…". Al final, el jefe de las operaciones de
rescate y salvamento fue el que los mineros reconocieron en sus camisetas con
esa leyenda que no podremos olvidar: "Gracias Señor!"
Así, en este DIA DE
ACCION DE GRACIAS podremos decir en familia: "Gracias a Dios, gracias a los
mineros y a Chile por recordarnos la nobleza sublime de pertenecer al género
humano, la grandeza de ser personas y la dignidad de ser hijos de Dios,
hermanos de todos".
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