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En el Huipil

En todos los teatros de New York fueron rechazadas. La razón era la misma: "Se ven muy indias".  Durante diez años, sin éxito, las hermanas Elvira y Hortensia…

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Consideraron
que ya habían perdido demasiado tiempo. Ellas mismas crearían una obra de
teatro con historias originales: las experiencias de mujeres de ascendencia
indígena en la ciudad de Nueva York. Afirman que se convirtieron en escritoras
por necesidad: formaron su propia compañía tomando el nombre de la diosa azteca
de la Tierra: 'Coatlicue Theater Company'. Así nació la obra de teatro tituladaHuipil, la cual ha sido reconocida y premiada por los Teatros de Arte
Cultural en Estados Unidos.

El
huipil es una blusa suelta que usaban las mujeres mayas y aztecas, y dice la
leyenda que en los huipiles de manta bordaban sus sueños con exquisita
destreza, utilizando hilos de mil colores.  Entre más hermosos eran sus sueños, más bellos los bordados
del huipil. Con un enorme deseo de perpetuar la magia y los valores de sus
antepasados indígenas, las hermanas tomaron la idea de esa bella leyenda. Los
huipiles de las neoyorkinas de origen chichimeca son de terciopelo, bordados
con serpientes, el símbolo de la fertilidad en las culturas prehispánicas.

La
obra se inicia con el Ritual de la Purificación, cuyo objetivo es establecer la
armonía con el universo: del hombre consigo mismo, de los hombres entre sí, y
de éstos con todo lo creado. 
Después, las hermanas se atavían con los modernos huipiles de
terciopelo: rescatan los valores de la cultura y tradición y los incorporan a
la perspectiva contemporánea. 
Tejen y bordan historias de su vida, de la familia, de la lucha de los
descendientes de las culturas autóctonas por sobrevivir en las metrópolis del
mundo 'civilizado'.  Historias
electrizantes sobre la acelerada destrucción de la Tierra y la visión nativa de
rescate: dicen con palabras nuevas los valores antiguos.

Elvira
y Hortensia, graduadas en Filosofía y Letras de la Universidad de Chicago,
saben decir las cosas y las dicen bien. Huipil, una obra profundamente
espiritual en la cual el auditorio es conducido sutilmente a un despertar interior,
insta al mundo contemporáneo a descubrir los valores, la capacidad y el talento
del mundo indígena  representado en
sus tradiciones, y lo invita a una nueva manera de ser, de estar en el mundo y
de relacionarse.  Describe la nueva
antropología de base: reconciliación individual y colectiva con la herencia de
las diversas culturas, y la progresiva armonización de las diferentes razas.

Los
intrincados hilos de Huipil hablan de rechazo y frustración, pero
también de lucha y de triunfo. Elvira y Hortensia, víctimas de discriminación
racial en la gran metrópoli, lo fueron también en su propio hogar. El padre de
las hermanas Colorado es mestizo de ascendencia chichimeca y de él heredaron la
piel morena y los rasgos autóctonos. 
En la familia de la madre, aunque también mestiza, predominan los rasgos
españoles. Desde niñas les fue negado el conocimiento de la cultura indígena:
no querían que ésta influyera en ellas. 
Según la madre y la abuela materna lo hacían para protegerlas; pensaban
que no convenía fomentar las raíces indígenas, sino ocultarlas.  Los continuos rechazos de que fueron
objeto Elvira y Hortensia por su apariencia provocaron la búsqueda de su
identidad y decidieron rescatarla para ellas y para las futuras generaciones.

El
impacto emocional de la obra es tremendo: plasma con integridad y pasión el
drama del indígena en la metrópoli. 
Presenta con gran originalidad una visión cosmológica de la riqueza de
las diversas razas y culturas y, bordados en el huipil, los sueños de esperanza
en cerrar el círculo de armonía de todos los pueblos, de todas las razas, y de
la pequeña y extraordinaria galaxia presente en cada uno de los habitantes del
planeta Tierra. A través de las interesantes historias bordadas en brillantes
hilos logran penetrar la imaginación de jóvenes y adultos.

Elvira
y Hortensia Colorado, orgullosas de su linaje, han creado una estupenda obra de
arte en la cual rescatan la riqueza de la cultura prehispánica y tratan de
reconciliar las diferencias que surgen a partir de su desconocimiento.  La obra realmente palpita con
sensibilidad, y estremece las fibras más profundas del corazón humano al
confrontarlo con uno de los vocablos más lacerantes en el diccionario
universal: la discriminación racial.

Nuestro
mundo puede y debe ser de otra manera. El año 2011, que en unos días inicia,
nos ofrece la oportunidad de reconocer los valores espirituales de las
diferentes culturas para experimentar las profundas emociones de la solidaridad
humana.

betrevino@prodigy.net.mx