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Foto: Edward Kimmel, Flickr.

En el debate, solo O'Malley habló de nuestros problemas

Los latinos que sintonizaron el debate de los candidatos presidenciales demócratas el pasado domingo por la noche encontraron una sorpresa desagradable, ni los…

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Los latinos que sintonizaron el debate de los candidatos presidenciales demócratas el pasado domingo por la noche encontraron una sorpresa desagradable, ni los periodistas que hicieron las preguntas ni los candidatos que las contestaron hablaron de los asuntos de mayor importancia para los votantes latinos. Ninguno, es decir, excepto el candidato que en un sondeo reciente quedó último, y el que menos habló durante el debate: Martin O'Malley.

O'Malley —a quien rara vez le hicieron una pregunta directa los periodistas de NBC Lester Holt y Andrea Mitchell, y al que a menudo dejaron fuera del mismo— mantuvo conciencia de los temas que con frecuencia se encuentran en nuestra página web y en las páginas de la edición impresa de AL DÍA: la detención de inmigrantes, las deportaciones, y la necesidad de una reforma integral de un sistema de inmigración desastrosamente injusto.

Y en su discurso de clausura —un espacio de 60 segundos ininterrumpidos que no se le había permitido en cualquier otro momento del debate— O'Malley no solo abrió con una declaración acerca de los centros de detención, sino que continuó con la violencia económica dirigida a Puerto Rico. Aquí está su declaración del cierre del debate completa:

"Hay tantos problemas que no hemos sido capaces de discutir aquí. No hemos discutido plenamente la reforma migratoria, y el número deplorable de centros de detención de inmigrantes que nuestra nación mantiene en la actualidad. No hemos discutido el tratamiento vergonzoso con que los ‘hedge funds’ están castigando al pueblo de Puerto Rico, nuestros compatriotas estadounidenses”.

"No hemos discutido el hecho de que en nuestro hemisferio tenemos el peligro de estados fallidos —debido a los traficantes de drogas— en Honduras, Guatemala y El Salvador”.

"Miren, lo fundamental es que somos una gran nación que actuamos aquí y en el extranjero a base de las creencias que nos unen: nuestra creencia en la dignidad de cada persona, nuestra creencia en un bien común. No hay un reto que sea demasiado grande, podemos superarlo todo —aun en estos momentos de división— siempre y cuando haya un nuevo liderazgo que puede sanar las divisiones”.

"Estamos en el umbral de una nueva era de progreso americano, y creo que nada más tenemos que unirnos y cruzar juntos ese umbral y encaminarnos hacia una nueva era de prosperidad estadounidense".

La inmigración se mencionó tres veces durante el debate de dos horas, dos veces por O'Malley, una vez por Clinton. Puerto Rico consiguió su única mención por parte de O'Malley. (Lea la transcripción completa aquí).

Teniendo en cuenta que Sanders tuvo 30 minutos de palabra, Clinton tuvo 27 minutos y O'Malley solo tuvo 14, el número de menciones de cuestiones de especial importancia para los latinos cobra aún más peso.

Si usted piensa que los latinos no se dieron cuenta de qué candidato habló de inmigración y la deuda puertorriqueña, y cuales no, se equivoca. Gaby Pacheco, la reconocida soñadora que hace años marchó desde Florida a Washington DC para llamar la atención sobre los problemas de los jóvenes indocumentados, escribió sobre el tema para LatinPost, y  por los menos una de las periodistas de AL DÍA experimentó que su Twitter se llenó de menciones —no solo de latinos sino también de afroamericanos y algunos blancos— acerca de la deliberada falta de mención de asuntos de interés latino durante el debate.

Esta falta sirve para señalar cuan hipócrita es la postura de inmigración más reciente del Partido Demócrata. El partido no ha censurado las inhumanas redadas caseras que se han llevado a cabo bajo el plan de deportaciones aceleradas de Jeh Johnson, el secretario de DHS que eligió como blanco a las familias huyendo de la violencia en Centroamérica —un plan que se inició formalmente el 4 de enero e inmediatamente acumuló más de cien detenciones, incluyendo algunos en que los agentes de ICE supuestamente mintieron y violaron los derechos de los inmigrantes que capturaron—.

No ha habido respuesta del partido al hecho de que antes de las deportaciones a los detenidos los lleven a centros de detención de la familia que están bajo escrutinio por abusos y maltrato.

Los legisladores latinos han estado dolorosamente (y vergonzosamente) atrasados en condenar los ataques que han aterrorizado a las comunidades de inmigrantes en toda la nación.

Y los candidatos demócratas…

La respuesta de Clinton a todo lo que tiene que ver con las redadas ha sido muy débil (y hasta hace muy poco emitida a través de portavoces). La respuesta de Sanders  —aunque más fuertemente redactada y menos atrasada que la de Clinton— también tardó.

¿Quién fue el primero de los candidatos demócratas en levantar su voz en contra de las redadas? O'Malley. Y él persistió con sus preguntas críticas hasta que los otros dos candidatos se vieron forzados a emitir sus respuestas.

El número de personas que piensa votar por O'Malley es ridículamente bajo, según las encuestas recientes. Es más, se hablaba que ni siquiera lo iban a invitar al debate del domingo. Pero es en el mejor interés de los latinos pelear por ver que siga en la contienda, ya que ningún otro candidato está dispuesto a abordar los temas que tanto nos importan de manera sustantiva y genuina. Los latinos no estamos obligados a atarnos a los prejuicios de los moderadores de la NBC, denotados claramente por sus preguntas desiguales. Ni tampoco tenemos que encajar con lo que nos indica la maquinaria del partido al prestarle credibilidad solo a sus favoritos.

De hecho, es necesario que no lo hagamos. Nos corresponde asegurarnos que aquellos que están abordando asuntos de gran importancia para nosotros permanezcan en la lucha lo suficiente para hacer que aquellos que apenas nos ven o piensan poco en nosotros reconsideren su posición.

Y a O'Malley le decimos: Te oímos. Estamos escuchando. Tienes nuestra atención.