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El tiro por la culata

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Tengo la sensación de que Mitt Romney se despertó esta mañana con dolor de cabeza —del tipo político, que surge cuando la línea de ataque que se ha utilizado contra un adversario vuelve a pegarle a uno en la cabeza.

Por suerte, Romney puede obtener atención médica. Incluso si no representara un valor de 250 millones de dólares, el ex gobernador de Massachussets siempre podría contar con la ley de asistencia médica que firmó en el Estado de la Bahía.

Según Los Angeles Times, esa ley asegura que casi todo el mundo pueda ver a un médico —incluyendo a los inmigrantes ilegales que Romney ha estado tratando de atraer con demagogia para pinchar al gobernador de Texas, Rick Perry.

Esas carcajadas a gritos que oyen provienen de Texas, donde los republicanos no están acostumbrados a que los  describan como blandos en cuanto a la inmigración ilegal. Han sido pintados así en la campaña de las primarias del Partido Republicano gracias a Romney. Su pecado: En 2001, los legisladores de Texas aprobaron una ley para ofrecer matrícula de residentes del estado a los estudiantes que eran inmigrantes ilegales y que asistían a universidades estatales. Perry firmó la ley y la defiende hasta el día de hoy.

Este ajuste de matrícula, sostiene Romney, proporciona un "imán" que incita a los inmigrantes ilegales a cruzar la frontera. Ha quedado en claro desde hace un tiempo que, incluso siendo una persona cuyos antepasados emigraron a México para evitar la persecución religiosa y años más tarde volvieron a Estados Unidos, Romney no comprende el asunto de la inmigración.

Lo sabemos porque expertos en inmigración de Massachussets, entre ellos algunos que fueron nombrados por Romney para participar en juntas asesoras del estado, expresaron a USA Today que la experiencia previa del gobernador en el tema es escasa. Westy Egmont, co-presidente del Consejo Asesor del Gobernador sobre Refugiados e Inmigrantes —un puesto que sostuvo durante el período de Romney como gobernador de 2003 a 2007— expresó a ese periódico que Romney estaba "notablemente mal informado" sobre asuntos de inmigración durante su época en el cargo, y que el republicano desarrolló una línea dura mientras se preparaba para presentarse como candidato a la presidencia.

Y lo sabemos porque Romney ha dicho algunas tonterías sobre la inmigración durante los debates del Partido Republicano. Cuando se lo acusó de contratar a una empresa de jardinería que empleaba inmigrantes ilegales de Guatemala para trabajar en su casa y esperó un año antes de despedir a la compañía después de conocer su infracción, Romney prometió que, si salía electo presidente, facilitaría la manera para que los propietarios de viviendas se informaran sobre la categoría legal de la persona que estaban contratando, convirtiendo en obligatorio el programa federal E-Verify. Se supone que E-Verify permite que los empleadores verifiquen la validez de los números del Seguro Social de los empleados.

¿El problema? Lo siento, Gobernador, E-Verify no se aplica a los propietarios de viviendas. Ése es uno de los principales motivos por el que es tan poco eficaz en reducir la inmigración ilegal.

Sin embargo, parece ser que Romney sabe mucho sobre imanes. Según su razonamiento, por errado que sea, después de que los inmigrantes ilegales lograran llegar a Texas para pagar matrícula de residentes, podrían haber seguido a Massachussets atraídos por la atención médica gratis de ese estado.

¿Quién dice que no hay poesía en la política? Esto es justicia poética. Es muy satisfactorio ver que a alguien que ha estado aprovechando el sentimiento contra la inmigración ilegal para conseguir algunos votos en las primarias republicanas, le sale el tiro por la culata.

La campaña de Romney acusa al actual gobernador de Massachusetts, el demócrata Deval Patrick, de facilitar la asistencia médica para los inmigrantes ilegales. Pero, según el Los Angeles Times, funcionarios de sanidad del estado que asistieron en la redacción de la ley afirman que hubo un "amplio entendimiento" cuando Romney firmó la ley, de que beneficiaría a los que estaban en el país silegalmente.

Como la campaña de Perry señaló con entusiasmo, las reglas adoptadas en 2004 —mientras Romney era gobernador— dejaban en claro que no se requería la ciudadanía para  poder recibir tratamiento médico bajo la ley de asistencia médica de Massachusetts.

Esperamos haber visto el final de la actitud de superioridad moral exhibida por Romney en cuanto a la inmigración ilegal.

Entonces, ¿podemos finalmente acabar con este argumento ridículo de los imanes? Los beneficios de asistencia médica de los estados no son imanes. El único imán que atrae a los inmigrantes ilegales es el trabajo, el trabajo y el trabajo —en Texas, en Massachusetts y en casi todos los otros 48 estados.

¿Quieren suprimir ese imán? Muy bien. Pero requerirá hacer algo que los candidatos republicanos en procura de la nominación no quieren ni siquiera discutir: castigar a los empleadores. Adoptar ese tipo de línea dura podría perjudicar los esfuerzos de recaudación de fondos de un candidato, y dañar sus posibilidades.

Ése sí que sería un dolor de cabeza.