Mientras que el presidente
Obama quizá encarne la última versión del sueño americano, Onyango corre
bastante rezagada, pobre, y hasta el año pasado al borde de ser deportada.

Durante la campaña
presidencial del 2008, empleados de la campaña de Obama tuvieron el cuidado de
devolver una modesta contribución de $265 hecha por Onyango ya que ese
privilegio está solo reservado para ciudadanos.

La indeseada publicidad
para el entonces candidato presidencial provino del periódico británico The
Times debido a la cobertura de la historia de los parientes kenianos de Obama,
inmigrantes, indocumentados, y pobres, que viven en Boston.

Nos preguntamos si debido a
Onyango el Presidente se siente demasiado débil para adoptar una postura firme
en pro de una política equitativa y humanitaria en materia de inmigración.

Esto es lo que denominamos
el síndrome Onyango:  El Presidente
Obama ha ido a extremos para reafirmar sus credenciales como estadounidense
ante sus detractores mediante castigar a los inmigrantes como ningún otro
presidente lo ha hecho en nuestra historia.

Sin quitarle méritos al ex
Presidente Bush y al Partido Republicano por el montaje original del mayor,
increíblemente costoso, y más punitiva e inconstitucional persecución de inmigrantes,
ha sido el Presidente Obama el que está rompiendo los récords de arrestos y
deportaciones.

Como recordatorio, las
últimas estadísticas a marzo del 2011 evidencian que el grueso de la acción
policial y de los enjuiciamientos está enfocado fundamentalmente en
inmigración, no en tráfico de armas o drogas, no en crímenes violentos ni
estafas por parte de instituciones financieras.  Dos terceras partes de todos los cargos que resultaran en
sentencias por magistrados menores fueron por "entrada de extranjero en tiempo
y lugar impropios."

La ironía es que en medio
de nuestra desfalleciente economía, las draconianas medidas policíacas en
inmigración, constituyen una de las pocas actividades que generan empleo; solo
necesitamos aplicar para un puesto de la Patrulla de Fronteras o la Policía de
Inmigración.

Como es de esperarse el
Presidente Obama mantiene la distancia con su tía Zeituni Onyango, y su
gobierno ofrece repetidas garantías de que el Presidente no ha intervenido en
el caso de inmigración de su tía –cuyos record se mantienen en
confidencialidad.

Mientras que Onyango
encontró –quizá por su propia cuenta- un camino para obtener estatus legal y
tener derecho eventualmente a la ciudadanía, millones de inmigrantes
indocumentados continuarán siendo perseguidos cual si fueran terribles
criminales, todo en el intento del Presidente Obama de aplacar a sus
detractores.