El mejor equipo de béisbol de todos los tiempos: Edición dominicana
Supuestamente, el juego the béisbol llegó a la República Dominicana en 1916, acompañado por unos cientos de marinos norteamericanos a principios de la…
Supuestamente, el juego the béisbol llegó a la República Dominicana en 1916, acompañado por unos cientos de marinos norteamericanos a principios de la ocupación del país por los Estados Unidos. A pesar de esta historia, el equipo local que dominó la época, los Tigres de Licey, fue establecido en 1907. Mucho más probable es que inmigrantes cubanos trajeron el nuevo deporte con ellos en los últimos años del siglo XIX.
Sea como sea, lo cierto es que el béisbol no se hubiera establecido tan profundamente en la Dominicana sin la presencia de Rafael Trujillo—un derechista con escopeta en lugar de brazo. Bajo Trujillo, una liga nacional comenzó, estadios modernos fueron construidos, y jugadores estrella de las Ligas Negras de Norteamérica como Satchel Paige y Josh Gibson fueron atraídos a la isla a competir. El dictador aún operó su propio equipo en Santo Domingo llamado, apropiadamente, los Dragones. Un grupo de jugadores dominicanos llevó a cabo un tour relámpago en el medio oeste de EE.UU. bajo el nombre de los Trujillo All-Stars
El resultado fue inmediato y duradero: Desde 1956, se han registrado 563 jugadores de las grandes ligas nacidos en la Dominicana —casi precisamente el doble del número de venezolanos (286) y más de tres veces el numero de cubanos (173).
Así que no es muy sorprendente que, al elegir un equipo dominicano de todos los tiempo, me encontré con una gran cantidad de talento en casi todas las posiciones. Incluso Sammy Sosa nada más llegó como reserva.
Y, honestamente, con un equipo que incluye a César Cedeño bateando primero y jugando jardín central, Hanley Ramírez en campocorto, Albert Pujols en primera base, Manny Ramírez como bateador de limpieza y jugando jardín izquierdo, David Ortiz como bateador designado, Vladimir Guerrero en el jardín derecho, Robinson Canó en segunda base, Adrián Beltré en tercera, el receptor Tony Peña bateando noveno, y Pedro Guerrero, Alfonso Soriano, José Reyes, y Rico Carty sentados a su par en la banca, Sosa tendría dificultad consiguiendo muchos turnos al bate. Y no importa si trae su bate relleno de corcho o jeringas.
Señalando los defectos de este equipo es como quejarse de que el coche que le compraron sus padres es el modelo equivocado de Alfa Romeo —pero es mi deber solemne decir la verdad: Los receptores pueden ser mejores.
Quiero decir, Peña es un receptor completamente respetable, pero anda aquí principalmente por su guante y su canon de brazo. En este orden de bateo, no le van a echar muchas curvas, es lo que digo. Y Carlos Santana (no, no aquel Carlos Santana, sino el receptor de los Indios de Cleveland) puede que sea un buen bateador, pero con sólo dos temporadas bajo su cachucha, necesita un CV un poco más amplio.
La otra queja que se me hace, es una absoluta falta de zurdos en los lanzadores. No que hay nada malo con los derechos que sí están: cuatro de los lanzadores empezando partidos (Juan Marichal, Pedro Martínez, Joaquín Andújar, y Colón Bartolo) juntos han alcanzado 20 triunfos doce veces—y el quinto, José Rijo, fue el MVP de la Serie Mundial en 1990. Los lanzadores de relevo son impresionantes también. Neftali Feliz, Rafael Soriano, José Valverde, Armando Benítez, Francisco Cordero—ningunos flojos allí.
Pero también: ni un zurdo. ¿Cómo sucede esto? ¿Los buscones los convencen a convertirse diestros? Además de robarle los bonos por firmar contrato? ¡Que tan semejantes a Trujillo serán!
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