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El hijo problema de ChevronTexaco

¿Era solo allende cuando crédulamente veíamos a las petroleras Exxon, BP, y Chevron como buenos vaqueros, líderes del empresariado de occidente, explorando el…

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Uno de
estos 'Indiana Jones' del petróleo era Nelson Rockefeller y su gigantesca
petrolera Standar Oil de New Jersey. 
Al estilo 'Indiana Jones', Rockefeller partió hacia la amazonía y se
batió con los salvajes que casualmente vivían justo sobre gigantescas reservas
de petróleo.

Mientras
que la petrolera de Rockefeller fuera expulsada del Ecuador en 1937, su
competencia la británica Royal Dutch Shell aseguró una concesión para explorar
y explotar 10 millones de hectáreas –casi la mitad del territorio de la nación
andina del tamaño del estado de Nevada- por un período de 50 años.

Sin
despabilarse ante la ventaja que le sacaron los ingleses, Rockefeller se asentó
justo del lado opuesto de la frontera, en Perú.

Sin
resentimiento alguno, Rockefeller visitó el Ecuador en 1942 para extender una
invitación personal del presidente Franklin Delano Roosevelt al presidente
ecuatoriano para que visite los Estados Unidos.  Estas invitaciones eran parte de una serie de misiones de
buena vecindad a Latinoamérica para detener la influencia de los nazis en la
región.

¿Nos
olvidamos mencionar que en 1941 el Ecuador perdió la mitad de su territorio en
una corta guerra con Perú?  La
pérdida solo consistió en selva amazónica, incluyendo territorio de la
concesión dada a la Royal Dutch Shell.

Más adelante
la gigante Standard Oil fue sometida a fuertes presiones antimonopólicas por
parte del gobierno federal fraccionando a la petrolera en 37 distintas
compañías, entre ellas Exxon, Chevron, y Conoco.

Sin
contentarse con la sola memoria de los años gloriosos de la enorme Standard
Oil, en el 2001 Chevron se fusionó con Texaco formando la cuarta petrolera de
propiedad de inversionistas privados más grande del mundo.

Esta
fusión, que los abogados corporativos suelen comparar a un romántico matrimonio
incluyó un hijo-problema que Texaco tuvo durante su anterior matrimonio con la petrolera
estatal ecuatoriana: esa criatura es uno de los mayores desastres ambientales
que dejara a la selva amazónica sembrada de piscinas de desechos tóxicos y crudo
tras sus operaciones petroleras entre 1972 y 1990.

Ese
niño problema y sus víctimas hicieron una dramática aparición en el día de San
Valentín.  Un juez selvático –así
es, también tienen jueces en la selva- en Lago Agrio, Ecuador sentenció que
ChevronTexaco debía $8,000 millones de dólares por daños ambientales.

Obviamente
ChevronTexaco clama haber arreglado los daños dejados por su niño-problema, al
haber limpiado 162 de las 430 piscinas de desechos tóxicos que quedaron en la
selva amazónica.

Mientras
tanto Chevron cabildea ante el Congreso estadounidense para que suspenda una
acuerdo de libre comercio –Atpdea- para presionar a Ecuador a una arreglo más
justo.

La saga
de los cazadores de la amazonía perdida continúa; sintonícenos para enterarse
más sobre autoridades cómplices, los entretelones de la internacional
telenovela legal, y los moribundos habitantes de la selva.