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EL FINAL DEL TUNEL

Los proyectos públicos visionarios son parte de la tradición estadounidense, y han sido un gran impulsor de nuestro desarrollo económico.

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El Canal Erie. La Presa Hoover. El Sistema de Carreteras Interestatales. Los proyectos públicos visionarios son parte de la tradición estadounidense, y han sido un gran impulsor de nuestro desarrollo económico.

Y, en este momento, según cualquier cálculo racional, sería un momento especialmente bueno para mejorar la infraestructura del país. Tenemos la necesidad: nuestras carreteras, líneas ferroviarias, sistemas de agua potable y drenaje son anticuados y cada vez más inadecuados. Tenemos los recursos: millón y medio de trabajadores están ociosos, y ponerlos a trabajar ayudaría a que la economía en su conjunto se recuperara de la crisis. Y el precio es correcto: con las tasas de interés sobre la deuda federal en niveles bajos casi récord, nunca ha habido un mejor momento para pedir prestado para inversiones de largo plazo.

Sin embargo, la política estadounidense hoy día es todo menos racional. Los republicanos se opusieron amargamente incluso a un modesto gasto en infraestructura incluido en el plan de estímulos de Obama. Y el jueves pasado, Chris Christie, el gobernador de Nueva Jersey, canceló el proyecto de obra pública actual más importante de Estados Unidos, el largamente planeado y muy necesario túnel de dos vías bajo el río Hudson.

Fue una decisión destructiva e increíblemente tonta a niveles múltiples. Sin embargo, no debió sorprender demasiado. Ya no somos el país que solía asombrar al mundo con sus proyectos visionarios. Más bien, nos hemos convertido en uno cuyos políticos parecen competir para ver quién demuestra tener menos visión, menos preocupación por el futuro y la mayor voluntad para satisfacer el egoísmo de corto plazo y mentalidad estrecha.

Así que, sobre el túnel: con casi 1,200 personas por milla cuadrada, Nueva Jersey es el estado más densamente poblado de Estados Unidos, mucho más que cualquier país europeo. Si se agrega el hecho de que muchos habitantes trabajan en Nueva York, se tendrá un estado que no puede funcionar sin un transporte público adecuado. Simplemente, no hay espacio suficiente para que todos vayan en coche a trabajar.

Sin embargo, en este momento, sólo hay un túnel ferroviario de un siglo de antigüedad que conecta a Nueva Jersey con Nueva York – y opera a casi toda su capacidad. La necesidad de otro túnel no podría ser más obvia.

Así que se inició el proyecto el año pasado. Del financiamiento planeado de 8,700 millones de dólares, menos de un tercio provendría del estado de Nueva Jersey; menos de un tercio, en cantidades aproximadamente iguales, de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, independiente, y del Gobierno federal. Aun si aumentaran sustancialmente los costos, como sucede a menudo en grandes proyectos, era un muy buen acuerdo para el estado.

Sin embargo, Christie lo eliminó de todas formas.

Artículos periodísticos indican que su objetivo inmediato fue cambiar fondos a proyectos viales locales y reparación de vías existentes. No obstante, había formas mucho mejores de recaudar esos fondos, como un incremento en los impuestos estatales relativamente bajos a la gasolina – y hay que tener en mente que cualquier cosa que los automovilistas ganen con bajos impuestos a la gasolina quedará anulado, al menos parcialmente, por el dolor causado por los congestionamientos crecientes y los retrasos por el tránsito que provocará la cancelación del proyecto. Sin embargo, no, en el Estados Unidos moderno, no hay razón alguna que justifique ningún aumento en los impuestos.

Así que se trató de una acción terrible, corta de miras, desde el punto de vista de Nueva Jersey. Sin embargo, ése no es el costo completo. Cancelar el túnel también fue un golpe a las esperanzas nacionales de recuperación, parte de un patrón de tacañería que ha tenido un gran papel en nuestro estancamiento económico continuo.

Cuando la gente pregunta por qué no se logró más con el paquete de estímulos de Obama, una buena respuesta es preguntar: ¿cuál paquete de estímulos? Dejando de lado el costo de los rescates financieros y de los programas de redes de seguridad, como el seguro por desempleo, el gasto federal ha aumentado sólo modestamente y este incremento se ha compensado en gran medida con reducciones en los niveles estatal y local. El Congreso obligó a muchos de estos recortes, y se ha negado a aprobar ayuda adecuada a los estados. Sin embargo, como lo está demostrando Christie, los políticos locales también hacen su parte.

Y la ideología que ha llevado a Christi a minar el futuro de su estado, claro, es la misma que ha llevado a casi todos los republicanos y algunos demócratas a obstruir cualquier acción significativa para revivir la economía del país. Peor aún, parece probable que en las elecciones del próximo mes se recompense a los republicanos por su obstruccionismo.

Así que ésta es la forma en la que se debe pensar en la decisión de eliminar al túnel: es algo terrible en sí mismo, pero, más allá de eso, es un símbolo perfecto de cómo Estados Unidos perdió el camino. Al negarse a pagar inversiones esenciales, los políticos están tanto perpetuando el desempleo como sacrificando el crecimiento a largo plazo. ¿Y por qué no? Después de todo, parece ser una estrategia electoral ganadora. Pareciera que se perdió toda visión de un futuro mejor, reemplazada con una negativa a ver más allá de la idea más estrecha y más corta de miras del interés personal.

Quisiera poder decir algo optimista en este punto. Sin embargo, al menos por ahora, no veo ninguna luz al final de este túnel.