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Deserción escolar de hispanos: Generación perdida

Acaban de retratar a los jóvenes varones latinos de entre los confines del condado de Filadelfia, exactamente del interior de la ciudad en el norte de…

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Acaban de retratar a los jóvenes varones latinos de entre los confines del condado de Filadelfia, exactamente del interior de la ciudad en el norte de Filadelfia; lo que vemos es horripilante.

Los niveles de deserción escolar para hispanos son los más elevados de toda raza y grupo étnico de Estados Unidos.  Las tasas nacionales de deserción para el 2009 son el 18 por ciento para los hispanos, en contraste con 5 por ciento para blancos, y el 10 por ciento para los afroamericanos. 

Sin embargo en el Distrito Escolar de Filadelfia, el 51 por ciento de los varones latinos nunca se gradúa.  El estudio que publicamos esta semana rastreó a casi la mitad de aquellos jóvenes en edades entre 18 y 24 años, y los encontró bajo el control del sistema de justicia criminal.

El estudio se enfoca en la pobreza, estructuras de familia rotas, y drogas.  Cuando se trata de hispanos los expertos también incluyen el factor del estatus migratorio.  A nivel nacional la deserción de los nacidos fuera del país es del 21 por ciento, comparado con 13 por ciento de los nacidos en los Estados Unidos, según Child Trends Databank, una fundación de investigación en educación sin fin de lucro.

No obstante, mientras que la inmigración es un factor ¿Por qué no vemos el mismo fenómeno donde los asiáticos registran una tasa de deserción de solo el 2 por ciento, menos de la mitad que los blancos, y 4 veces menos que la tasa nacional del 8 por ciento?

Divulgar esta tragedia de los varones latinos del interior de Filadelfia es nuestro deber.  El artículo de fondo "Generación perdida" destaca el papel de escuelas especiales charter como Aspira y Esperanza Academy, así como programas de ayuda comunitaria que brindan un atisbo de esperanza.

Los latinos del interior de la ciudad desesperadamente necesitan un cambio radical de mente y de corazón, qué más les queda por cambiar si nacen de por sí dentro de áreas llenas de pobreza, crimen y familias rotas.  

Para los hispanos a nivel nacional las cosas sí han cambiado dramáticamente desde finales de la década de los 80 cuando la tasa de deserción era más del doble, cerca del 40 por ciento; en contraste los latinos en el norte de Filadelfia aparecen atrapados en una infernal vorágine de drogas y crimen.

Ejemplos dignos de imitar, incluyendo los de ex convictos que verdaderamente se han transformado, trabajan arduamente para cambiar la marea para la siguiente generación.

En parte la transformación también resultará de ayudar a los jóvenes latinos del interior de Filadelfia a ver más allá de los confines de Tioga, Kensington y Fairhill, en el norte de Filadelfia.

En el resto del área metropolitana de Filadelfia ya vemos los síntomas de una comunidad hispana significativamente más saludable, con un mayor espectro de nuevos inmigrantes provenientes de toda Latinoamérica, más solventes económicamente, más educados, y con grandes aspiraciones.