Desde México: Escuela de Padres
Cada vez un mayor número de padres, angustiados por la crisis económica agravada por el desmoronamiento de la familia, necesitan ayuda profesional para…
Cuenta que reaccionó
violentamente cuando el hijo le informa que se va a vivir con los amigos a un
departamento. A gritos le reclama
todo lo que le ha dado durante 18 años: "Para esto tuve hijos, para que quieran
vivir su propia vida tan pronto ganan un sueldo. Me sacrifiqué por ti para que salieras adelante y tuvieras
lo mejor, y ahora esto. Tan pronto
puedes, dejas el hogar sin más.
¡Eres un desalmado! Bien
sabes que necesito tu sueldo para pagar la casa de campo".
Adrián le dice que no le grite, que ya es un hombre, que
trabaja y tiene derecho a disponer de su sueldo y tener su propio
departamento. Asegura que ya es
mayor y libre para ir y venir con los amigos a la hora que le venga en gana,
sin que nadie le diga lo que debe hacer.
La casa de campo se adquirió para escalar en 'status' social, pero ni él
ni sus hermanos fueron tomados en cuenta cuando decidieron comprarla.
El padre, encolerizado, lo empuja:
"Pero bien que la has disfrutado con tus amigos ¿no es así?" Las palabras suben de tono y los ánimos
también. Adrián logra zafarse de
la tremenda golpiza que le propina el padre y ya en la banqueta, aún sangrando
profusamente de la boca, le grita: "Jamás me volverás a ver."
La madre quiere correr tras él:
siente un vehemente deseo de hacer por su hijo todo lo que no hizo durante 18
años. Hubiera querido decirle que
estaba dispuesta a escucharlo con paciencia para comprender los verdaderos
motivos que lo impulsaron a dejar el hogar. Señalarle los riesgos de vivir en compañía de otros chicos
inexpertos: el peligro de las drogas, el alcohol, el sexo. Disuadirlo de esta
separación innecesaria. Sobre todo
hubiera querido decirle que lo amaba. Pero se detuvo: ya era demasiado
tarde. Lo dejó ir.
Cada día por diferentes motivos
un mayor número de adolescentes escapa del hogar. Con motivos o sin ellos los chicos a edades cada vez más
tempranas buscan 'independizarse' y huyen del cuidado y de la supervisión de
los padres y de la familia.
Dicen los psicólogos que hay
señales en la relación del joven con sus padres que indican peligro: se cree
incomprendido por ellos. Siente
tristeza, rencor, amargura. Busca
las drogas para escapar de la realidad.
No perdona a los padres cuando éstos cometen errores. Les habla poco. Se vuelve ingrato, los critica y
ataca. No les agradece nada. Se vuelve terco. Justifica sus malos actos y no escucha
consejos. Defiende la libertad
sexual, no le importan ni riesgos ni responsabilidades. Busca amigos
incomprendidos por sus padres para sentirse apoyado. Castiga a sus padres cayendo en vicios. Se vuelve, sin darse cuenta, en persona
incapaz de amar.
¿Cómo será la familia en el
futuro? ¿Mejor o peor que la
actual? El factor determinante
será el interés que muestren los padres en crear hogares amorosos y unidos: el
esmero en cuidar el área afectiva, el área de comunicación y el área espiritual
de sus miembros. La familia es y seguirá
siendo el vínculo más profundo de los seres humanos y, a la vez, el pilar en que descansa la sociedad. La fuerza social radica en la familia,
núcleo ideal para formar ciudadanos íntegros. La misión de ser padres en el mundo cambiante de hoy, es
formar la inteligencia y el corazón de los hijos más con el ejemplo de la
propia vida que con palabras huecas.
Humanizar a los hijos con los valores de la justicia y la solidaridad,
la libertad y el respeto, la honestidad y la sinceridad, el trabajo y el servicio,
la razonabilidad y la benevolencia es trabajo de titanes, porque antes de
enseñarlos, tienen qué practicarlos los padres.
La Escuela de Padres y otros
organismos a nivel mundial han nacido para auxiliar a los padres en tan
difícil, pero incomparable tarea. Los padres de hoy tienen bajo sus alas a los
ciudadanos del mañana. La supervivencia del planeta dependerá de la calidad de
las familias del futuro.
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