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¿Cómo se sentiría la Arquidiócesis si la Catedral cerrara?

La semana pasada al leer la columna de opinión pública de Joann Roa, no podía creer el nivel de desconexión entre nuestro liderazgo arquidiócesano y los…

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La semana pasada al leer la columna de opinión pública de Joann Roa, no podía creer el nivel de desconexión entre nuestro liderazgo arquidiócesano y los feligreses que veneran en la Capilla de La Milagrosa. No estoy segura si se refiere a miembros del comité de "Salven a La Milagrosa" o a feligreses de la capilla en general, pero su declaración de que nos estamos concentrando únicamente en las "cuatro paredes" de La Milagrosa, no puede estar más lejos de la realidad. 

No dejo de preguntarme lo siguiente: ¿Cómo se sentiría el liderazgo y los feligreses de la Catedral si el Vaticano les dijiera que ese edificio se tendría que poner a la venta? Estoy bastante segura que les afectaría y no lo tomarían a la ligera, y probablemente tratarían de mantenerla abierta. Lo harían con todo el ánimo, con todos sus recursos y con todo el vigor. Eso mismo hacemos hoy en La Milagrosa.

Miguel Ortíz en más de una ocasión ha tratado de diálogar con el monseñor Arthur Rodgers y con otros en posiciones de liderazgo de la Catedral para que oigan lo que tenemos que decir y para que escuchen la voz de la comunidad, pero ha caido en oidos sordos. Ante los ojos de la Catedral no contamos con suficiente poder, ni conexiones políticas ni dinero para mantener la capilla abierta. 

Después reflexioné sobre la siguiente pregunta: Si cerrar La Milagrosa era su plan desde un principio (hubieron otros intentos en las décadas de 1970 y 1980), ¿por qué no llegaron con nosotros a decir?: 'La orden Vicenciana de Barcelona quiere vender la capilla, ¿qué podemos hacer para ayudar a mantener sus puertas abiertas?'

La comunidad de fe que ha sido parte de La Milagrosa desde hace más de un siglo no sólo ha enfrentado las complejidades de ser extranjeros en un país donde el idioma, la cultura y las costumbres son differentes. La Milagrosa ha proporcionado, y sigue proporcionando, un refugio para inmigrantes. Ellos sienten que pueden adorar en paz y que su acogida es mucho más que cálida. 

A pesar de que muchos de los servicios que proveíamos se han terminado, como las clases de inglés o la distribución de ropa y comida, estos se pueden reestablecer porque las necesidades siguen ahí aunque no sean tan evidentes como en el pasado. También sé que la respuesta a esto último por parte de la catedral es que los feligreses aun puede asistir a parroquias hispanas en el norte y sur de Filadelfia.

Para concluir me gustaría expresar lo siguiente —Estamos muy agradecidos con la asistencia proveída por la arquidiócesis desde los años setenta, por proveer a la capilla con un padre y un diácono hispanohablantes, por ayudar a pagar los servicios del edificio, y por encargarse mínimamente del mantenimiento de La Milagrosa. 

Hermanos y hermanas en Cristo, esto no se trata de una guerra contra la palabra de Dios en el púlpito como muchos lo han dicho. Tampoco se trata de Miguel Ortíz, Gilberto González y María Miranda esparciendo mentiras sobre la Arquidiócesis y la catedral con una agenda propia, y definitivamente no se trata de obtener publicidad para nosotros mismos. Esto se trata, de la manera más sencilla, de mantener 'cuatro paredes' que contienen la fe de la comunidad que significa tanto para nuestro bienestar cultural y social no solo de latinos, sino de todo Filadelfia.

Es nuestra lucha por equidad, por mejores condiciones de vida, por estar presentes en la mesa a la hora de discutir asuntos que nos preocupan y afectan.

Usted y yo tenemos una voz que IMPORTA, y la gente debe al menos de escucharla. Por favor no nos tome por sentado.