Apasionante misterio
Una nueva escuela de teólogos científicos tratan de explicar el hastío de vivir de los jóvenes. Chicos de familias prominentes roban, violan, matan, y no…
Una nueva escuela de teólogos científicos tratan de explicar el hastío de vivir de los jóvenes. Chicos de familias prominentes roban, violan, matan, y no sienten ni sombra de culpa o arrepentimiento. El hastío de vivir se ha convertido en epidemia en todo el globo. Nadie sabe exactamente cuándo o en cuál generación los jóvenes perdieron la alegría de vivir y el asombro hacia el cosmos. Lo cierto es que en sus canciones y camisetas repiten "Que viva la muerte", "La vida apesta".
Aunque la religión y la ciencia siempre han andado de pleito, la nueva tendencia de los científicos es el reconocimiento y la reverencia ante el misterio del universo, mientras que, simultáneamente, coquetean con las implicaciones espirituales de la física y matemáticas contemporáneas. Para Brian Swimme, teólogo, doctor y catedrático en Cosmología Matemática, el universo no es un rompecabezas o una ecuación, sino un misterio maravilloso que revela la presencia de Dios en todo y en cada momento. En escritos y videos describe el desarrollo del universo como un fascinante drama lleno de suspenso, valor, tragedia y celebración que tuvo lugar en tiempos inmemoriales, muchísimo antes de que los seres humanos pudieran mantenerse erguidos para contemplar una puesta de sol. El trabajo de Swimme oscila entre dos polos: La reverencia y asombro que el universo inspira, y el sentido de destrucción que la humanidad imprime al planeta Tierra.
En su libro: 'El Corazón Oculto del Cosmos', Swimme dice: "Dios es el origen del universo, no sólo su nacimiento, sino que está presente en todas las instancias. Dios es la realidad que sostiene y transforma el cosmos". Swimme argumenta que el consumismo se ha convertido en la religión más extendida en el mundo contemporáneo. En cierto sentido es la 'Cosmología Oficial' difundida a todos los niños del planeta a través de los anuncios televisivos.
Swimme habla de la necesidad de contar de nuevo a las juventudes del mundo la historia del universo, su apasionante misterio, en lugar de promover el cuento del consumismo: "compra que compra, nunca termines". El consumismo se basa en la suposición de que el cosmos está compuesto de objetos inertes y consumibles que pueden y deben ser explotados por los seres humanos. Así, el consumismo se vuelve una prisión en cuyos muros y rejas se encuentran los artículos de promoción, y el dedicar la vida a adquirirlos hace al ser humano su prisionero.
Para la mayoría de los seres humanos, aún los más afluentes, este estilo de vida es insatisfactorio hasta la médula: Vivir totalmente apartado de la fuente espiritual del ser es intolerable. La pérdida del sentido de la vida busca escapes para huir del dolor existencial, y el consumismo ofrece un remedio: Las drogas y el alcohol. Swimme afirma que el humano es el más intrincado, profundo y peligroso ser de la creación. Por lo tanto, dice, nuestros jóvenes no deben ser ignorados. El ser humano es poderoso: La violencia característica de una persona vacía e insatisfecha es la otra cara de la creatividad.
Brian nos invita a ser partícipes de la maravilla de la creación. Su excelente libro subraya nuestro lugar en el universo, y enfatiza lo que nos perdemos a diario por no entender que formamos parte de algo mucho más grande que una sociedad destinada a ser feliz sólo consumiendo.
Sólo reconciliando Espiritualidad, Filosofía y Ciencia, y retomando la fascinación que tenían los antiguos por la maravilla del cosmos podremos percibir la fuerza misteriosa que recrea continuamente la naturaleza, generando nuevas energías y cambiando la conciencia del planeta. La experiencia que nace de la presencia amorosa de Dios que irrumpe en todo el cosmos nos proporciona una alegría inmensa al englobarnos en su misterio, y al mismo tiempo, nos lleva a aceptar su complejidad tanto como la responsabilidad de acoger a todo ser viviente.
Así surge el desafío de ligar la ecoespiritualidad con la justicia humana, logrando una fuerza que impulse a luchar serena, decidida y racionalmente por el cuidado de nuestra casa común que es el universo, nuestro planeta Tierra, nuestro país y nuestra ciudad, buscando el bienestar de todas las personas. La profundidad espiritual nace y crece, sobre todo, a través de la entrega libre e incondicional para que todas las personas tengan derecho a una vida digna y feliz, en un universo en continua, acelerada, y armoniosa evolución.
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